sábado, enero 27, 2024

"Oh Dios, crea en mí un corazón puro"...Salmo 51.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Sábado 27 de Enero del 2024

INTRODUCCION:

Jesús se ha servido de sus parábolas para adentrar a sus oyentes en su mensaje del reino de Dios. En el día que nos relata ese pasaje evangélico, ya al atardecer, y podemos sospechar que cansados por la predicación que ha realizado, Jesús “dijo a sus discípulos: vamos a la otra orilla”. Y montaron en una barca para a atravesar el lago acompañados de otras barcas. Se desencadena una pequeña tormenta, de tal manera que las olas “rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua”. Ante este agitado panorama, Jesús seguía dormido y tuvieron que despertarle: “Maestro ¿no te importa que nos hundamos?”. Y Jesús calmó las aguas del lago y  recriminó a sus apóstoles de ser cobardes y de no tener mucha fe. Muchas veces también nosotros, asaltados por las pruebas de la vida, hemos gritado al Señor: “¿Por qué te quedas en silencio y no haces nada por mí?”. Sobre todo cuando parece que nos hundimos, porque el amor o el proyecto en el que habíamos puesto grandes esperanzas desvanece. (…) En estas situaciones y en muchas otras, también nosotros nos sentimos ahogados por el miedo y, como los discípulos, corremos el riesgo de perder de vista lo más importante. Jesús nos sorprende, y nos pone a prueba. El, está ahí, presente y espera  que seamos nosotros los que le impliquemos, le invoquemos, le pongamos en el centro de lo que vivimos.

El Evangelio de hoy tomado de Mc 4, 35-41 nos presenta una gran enseñanza. Dice el texto del Evangelio que "Después de despedir a la gente Jesús y sus discípulos suben a una barca y les pide navegar hacia la otra orilla. Al atravesar el mar se desató una fuerte tormenta, con vientos huracanados y las olas rompían contra la barca lo que provocó el miedo y el pánico entre ellos. Mientras tanto, Jesús dormía tranquilamente en la parte trasera del barco sobre un cojín, lo despiertan y le dicen: "Maestro, ¿no te importa que naufraguemos?". Él se levantó y dijo al mar: “¡Silencio! ¡Cállate!” El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. Después les dijo: “¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?” Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: “¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?”. Mc 4, 35-41.

Este Evangelio nos invita a reflexionar sobre dos temas importantes: la fe y el poder de Jesús sobre las circunstancias adversas. A medida que la tormenta empeora, los discípulos se llenan de miedo y duda, olvidan que Jesús está con ellos. Sin embargo, Jesús les muestra su poder al despertar y calmar la tormenta con una simple orden, dejándolos asombrados y perplejos.

Hermanos, Jesús nos está invitando a examinar nuestra propia fe y que tan grande es nuestra confianza en Dios en medio de las tormentas de la vida. Y es que a menudo enfrentamos dificultades y desafíos que nos hacen sentir inseguros y temerosos. Él nos enseña que Jesús tiene el poder de calmar esas tormentas y brindarnos paz en medio de ellas.

Recordaremos que la fe no es la ausencia de dificultades, sino la certeza de que Dios está presente en medio de ellas. Y miren: Jesús nos muestra que, incluso cuando parece que Él está durmiendo, nunca nos abandona y tiene el control sobre cualquier situación en la que nos encontremos.

Señor, aunque creemos tener fe, necesitamos de tu gracia para acrecentarla. Ante los problemas y angustias nos acobardamos. Hoy te suplicamos que nos ayudes a creer con fe viva en tu nombre y a actuar de manera filial, recordando que Tú eres un Padre que vela con infinita ternura sobre nosotros. Ayúdanos a descubrir tu mano amorosa detrás de todo, porque Tú sólo buscas nuestro bien.

 
posted by Laureano García Muentes at 4:13 a.m. | Permalink |


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