sábado, noviembre 25, 2023

"No abandonas, Señor, a los que te buscan"...Salmo 9

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Sábado 25 de Noviembre del 2023

INTRODUCCION:

Nos cuesta aceptar el misterio del más allá de la muerte y hasta de Dios, pero para comprenderlos hay que tener fe. Son un misterio. El misterio no se comprende. Pero, sí es un desafío acercarnos más a él. Con la inteligencia del humilde. Jesús invita a todos sus interlocutores a pensar que esta dimensión terrenal en la que vivimos ahora no es la única dimensión, sino que hay otra, ya no sujeta a la muerte, en la que se manifestará plenamente que somos hijos de Dios. Es un gran consuelo y esperanza escuchar estas palabras sencillas y claras de Jesús sobre la vida más allá de la muerte. Nos cuesta no entender la otra vida como una reproducción feliz de ésta. Jesús nos advierte en el texto evangélico que este día que no es así. Es otra vida, no ésta reproducida. Es la vida eterna en que creemos. Y creemos, cuando ya nos cuesta entender eso de “eterna”, sin tiempo, nosotros que no podemos menos que pensar desde el tiempo. Confiamos -tenemos fe- en una vida feliz, que nos ha prometido quien para conseguirla ha ofrecido su vida en la cruz. No quedaremos desilusionados, tengamos fe. Una fe que tiene su fundamento en que nuestro Dios es un Dios de vivos, no de muertos. Viviremos en Dios.

El Evangelio de hoy tomado de vemos a un grupo de los Saduceos pertenecientes a la aristocracia sacerdotal que  se le acercan a Jesús para dejar de ridículo a quienes creían en la resurrección. Ellos se atribuían ser rectos y justos a las tradiciones, pero negaban la inmortalidad del alma. Y le preguntaron: "Maestro, Moisés nos ha ordenado: «Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda». Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia. Finalmente, también murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?".  Lc 20, 27-30

Con la presentación de este ejemplo, los Saduceos querían desprestigiar a Jesús ante el pueblo y Jesús, confirmando la fe en la resurrección les hace ver que Dios es un Dios de vivos y no de muertos. 

Él les aclara que después de la muerte vendrá la resurrección y allí no habrá vida material. Y les aclara que solo resucitarán los que sean dignos de ese don especial y tendrán una vida como la tienen los ángeles.

Hermanos, la muerte es el destino que tiene ya marcada la persona y ésta, es un gran misterio que ni la ciencia ni la razón han podido develar, pues, es obra total de Dios. Recordemos que el fundamento de la fe está basado en la Resurrección de Jesús y toda respuesta a nuestras inquietudes estarán centradas en forma visible desde la cruz y la Resurrección.

Señor, Tú eres un Dios de vivos y no de muertos, hoy te pedimos que nos ayudes a aprovechar cada minuto de nuestras vidas para crecer en la vida espiritual y apostólica caminos seguro para alcanzar la vida eterna y la santidad que nos ofreces.
 
posted by Laureano García Muentes at 4:45 a.m. | Permalink |


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