"Levántate, Señor, sálvame"...Salmo 3
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Martes 21 de Noviembre del 2023
Hoy
celebra la Iglesia La presentación de la Santísima Virgen María una
de las doce fiestas principales del Año Litúrgico Oriental. Dice la
tradición antigua que cuando la virgen María era niña, sus padres San Joaquín y
Santa Ana la llevaron al templo de Jerusalén y la dejaron por un tiempo allá
junto a un grupo de niñas para ser instruida en la religión y los deberes para
con Dios. El relato de la Presentación de María se encuentra en el
Protoevangelio de Santiago que es el más antiguo de los Evangelios
apócrifos.
INTRODUCCION AL EVANGELIO:
Hoy
estamos llamados a descubrir cuáles son aquellas riquezas que nos impiden ver a
Jesús, cuales son aquellas riquezas que de alguna manera nos atan, nos
esclavizan, no nos permiten sentirnos libres y nos limitan. Como lo leemos en
el texto de Evangelio, Zaqueo no se quedó en su límite de estatura sino
que busco ver a Jesús como diera lugar, algo había en su corazón. Ya alguien le
habría hablado de El, alguien le habría contado lo que Jesús era capaz de
regalarle, de darle, era su preciado tesoro, la riqueza del Reino de Dios y eso
para nosotros tiene mucha validez porque nosotros debemos aprender de tantos
hombres y mujeres que se han encontrado con Jesús, que quizás estaban en
caminos alejados como nos ha pasado a nosotros y que de algún modo hemos
buscado encontrarnos con el Señor de la vida, ya que somos sus criaturas y por
lo tanto siempre buscamos al creador. Pidámosle al Señor que no solo
cambiemos de vida sino que podamos ser cada día mejores servidores, mejores
instrumentos de su amor, y que podamos compartir y dar todo aquello que nos ata
para sentirnos libre, para poder alcanzar esa salvación que el Señor nos ha
regalado.
El Evangelio de hoy tomado de Lc 19, 1-10, nos narra cómo sucedió El Encuentro de Jesús con Zaqueo.
Dice
el texto que Jesús entró en la ciudad de Jericó y al recorrer la ciudad se
encontró con un hombre muy rico llamado Zaqueo quien era jefe de los
publicanos. Él quería ver a Jesús pero no podía a causa de la multitud porque
era de estatura muy baja. Ante esa dificultad, él se adelantó y subió en árbol
para poderlo ver cuando pasará por ahí. Al llegar Jesús a ese lugar. Miró hacia
arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que
alojarme en tu casa". Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió
con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: “Se ha ido a
alojar en casa de un pecador”. Pero Zaqueo dijo resueltamente al
Señor: “Señor, yo doy la mitad de mis bienes a los pobres, y si he
perjudicado a alguien, le doy cuatro veces más”. Y Jesús le dijo: “Hoy
ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de
Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba
perdido”. Lc 19, 1-10.
Zaqueo
un hombre rico ligado al sistema opresor romano que había oído hablar de Jesús
y algo muy interno en él lo motivó a vivir el encuentro con Él, sin importarle
la opinión de los que le conocían. Zaqueo muestra su sencillez y
sinceridad, corre para irse adelante para tener la oportunidad de encontrar la
mirada salvadora de Jesús; y como un niño sube su dignidad y encuentra el lugar
adecuado para ser llamado por su nombre y entrar en un contacto directo
con Jesús. Y Él, lo quiere ver también.
Que
gran ejemplo nos ha dejado Zaqueo. Miremos el porqué: Hermanos, cuantas veces
nos hemos sentido ahogados por los problemas y circunstancias de nuestro
quehacer diario pero a diferencia de Zaqueo no le buscamos para que calme
nuestras angustias.
Sigamos
el ejemplo de Zaqueo y busquemos a Jesús, no por mera curiosidad
sino porque en Él, está la vida nueva y diferente.
Hermanos,
Jesús ha venido a compartir con nosotros a pesar de las críticas de los demás
por "comer y beber con pecadores", pero ahí está la Misión: Buscar
y Salvar lo que está perdido.
Que
maravilloso es nuestro Salvador, Él nos produce alegría y nos motiva al
desprendimiento.
Señor, como Zaqueo queremos conocerte mejor, pero hay muchas cosas que nos lo impiden y nos distraen. Hoy estamos dispuesto a encontrarnos contigo. Míranos también, Señor, con ese amor con que miraste a Zaqueo, te prometemos no dejarte ir nunca más.