jueves, noviembre 23, 2023

"Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios"...Salmo 50.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Jueves 23 de Noviembre del 2023

INTRODUCCION:

Cuando a nuestros ojos llegan las lágrimas expresan sentimientos, pueden ser sentimientos de alegría, de tristeza. Se deben a acontecimientos diversos, que ocurren en nuestra existencia y de la que todos tenemos experiencia. Los acontecimientos diarios en nuestra vida, provocan en nosotros, sentimientos que los expresamos con nuestro cuerpo, pues tenemos estructura sacramental. Expresamos, cariño, alegría con nuestro cuerpo. Expresamos dolor, enfados, tristeza con nuestro cuerpo. Expresamos nuestra fe con signos externos, con nuestro cuerpo. Seguro que Jesús lloró muchas veces. Lloró ante la muerte de su amigo Lázaro. Lloró ante la reacción negativa hacía su postura ante Dios y ante los demás. Aquí el pasaje nos da la razón por la que llora: “Porque no reconociste el tiempo de tu visita”. Lo hace mirando a Jerusalén, ciudad donde se concentraba todo el poder, político, religioso, económico etc. Los dirigentes de estos gremios oprimían al pueblo y nunca aceptaron lo que Jesús expresaba con su palabra y ratificaba con su actuación. Eran sus mayores enemigos y los que impedían la comprensión de su mensaje al pueblo. ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar los signos de los tiempos? ¿Por qué somos tan reacios a proponer, con valentía, los valores del Evangelio? Nuestros lamentos, están haciendo llorar a Jesús, porque aceptando su mensaje no lo ponemos en práctica. 

En el Evangelio de hoy tomado de Lc 19, 41-44 vemos sorprendidos a Jesús que llora por Jerusalén. Siente un gran dolor al ver que muchos hombres y mujeres les cuesta trabajo entrar en el proyecto  salvífico de Dios. 

Dice el texto del Evangelio que: "Cuando Jesús estuvo cerca de Jerusalén y vio la ciudad, se puso a llorar por ella, diciendo: “¡Si tú también hubieras comprendido en este día el mensaje de paz! Pero ahora está oculto a tus ojos. Vendrán días desastrosos para ti, en que tus enemigos te cercarán con empalizadas, te sitiarán y te atacarán por todas partes. Te arrasarán junto con tus hijos, que están dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has sabido reconocer el tiempo en que fuiste visitada por Dios”. Lc 19, 41-44.

Jesús se anticipa a los hechos y pensaba en todo lo que vendría sobre el. Así decía: "¡Si tú Jerusalén también hubieras comprendido en este día el mensaje de paz!". Jesús profetiza el castigo que sobrevendrá.

Jerusalén un pueblo escogido por Dios y donde ansioso esperaba al Mesías para su gloria y paz. Y cuando este llegó, lo juzgan como un maleante y lo crucifican.

Hoy vemos a Jesús que llora por Jerusalén, llora porque la misma Jerusalén no aceptó las atenciones de Dios, Jerusalén se hizo la ciega y sorda ante la presencia de Dios.

Este lamento nos presenta hoy una motivación. Él nos mira y nos pide que busquemos los caminos para llegar a la convivencia en paz donde tu y yo seamos responsables.

Estamos pues invitados a valorar nuestras atenciones y a no hacer sufrir a las personas que nos aman. 

Señor, ayúdanos a comprender lo que puede conducirnos a la paz y a la auténtica felicidad. Abre nuestra mente y  corazón, aumenta nuestra fe, acrecienta la confianza, inflámanos de tu amor y ayúdanos a aprovechar esta oportunidad que nos das para encontrarnos contigo.

 
posted by Laureano García Muentes at 4:36 a.m. | Permalink |


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