miércoles, octubre 04, 2023

"Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti"...Salmo 137.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Miércoles 4 de Octubre del 2023

Hoy celebra la Iglesia la memoria de San Francisco de Asís, Diácono italiano que vivió en el siglo XIII. Después de una juventud inquieta y mundana, se convirtió a una vida religiosa de completa pobreza, fundando la orden mendicante de los Hermanos Menores, comúnmente llamados franciscanos. Estos, renovaron el catolicismo de su tiempo. Es conocido también por su trabajo por la paz y por el amor a la naturaleza. Hijo de un rico mercader llamado Pietro di Bernardone, Francisco de Asís. Desde joven había ayudado a su padre en el comercio de paños y puso de manifiesto sus dotes sustanciales de inteligencia y su afición a la elegancia y a la caballería. El 24 de febrero de 1209, en la pequeña iglesia de la Porciúncula y mientras escuchaba la lectura del Evangelio, Francisco escuchó una llamada que le indicaba que saliera al mundo a hacer el bien: el eremita se convirtió en apóstol y, descalzo y sin más atavío que una túnica ceñida con una cuerda, pronto atrajo a su alrededor a toda una corona de almas activas y devotas. San Francisco de Asís predicaba la pobreza como un valor y proponía un modo de vida sencillo basado en los ideales de los Evangelios. Según el testimonio del mismo santo, recibió los estigmas (las heridas de Cristo en su propio cuerpo) y ello ocurrió en septiembre de 1224, tras un largo periodo de ayuno y oración, en un peñasco junto a los ríos Tíber y Arno. Aquejado de ceguera y fuertes padecimientos, pasó sus dos últimos años en Asís, rodeado del fervor de sus seguidores.

Jesús, como gran Maestro y pedagogo, nos recuerda que ni Él ni nosotros tenemos dónde reclinar la cabeza, que hay situaciones que nos prenden, pero que somos llamados a anunciar el Reino de Dios. Sí, el Maestro nos desafía profundamente cuando afirma que quien se pone en camino y sigue mirando hacia atrás, hacia las seguridades que dejó, no sirve para el Reino de Dios. Un desafío que nos lanza a recorrer el camino que nos aguarda y, así, responder a la experiencia de Dios y al compromiso al cual nos envía. La escuela de Jesús no es un lugar único ni estático. Todas las circunstancias de la vida son espacio para que el Maestro ilumine nuestra vida y nuestras circunstancias, nuestras inquietudes y dudas.

En el Evangelio de hoy tomado de Lc 9, 57-62, Jesús le muestra a todos los que le quieren seguir unas exigencias radicales. Él advierte que el seguimiento es serio, sin timidez y sin pesimismos.

Dice el texto del Evangelio que, mientras iban de camino, uno le dijo: "Te seguiré adonde quiera que vayas". Jesús le dijo: "Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza". A otro dijo: "Sígueme". El respondió: "Déjame ir primero a enterrar a mi padre". Le respondió: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios". También otro le dijo: "Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa". Le dijo Jesús: "Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios". Lc 9, 57-62.

Hermanos, cuantas veces hemos sentido que Jesús nos ha llamado para realizar  una misión de evangelización y al principio  hemos aceptado su propuesta, pero casi al instante hemos puesto miles de impedimentos y excusas. Olvidamos ese SI, que un día le dimos de respuesta a su llamado. 

Y es que para ser un verdadero seguidor de Jesús debemos superar todas las dificultades y comprometernos con acercar a muchos hombres al conocimiento de Dios, para que le amen y también como nosotros, le sigan. 

Jesús hoy nos está recordando estas Palabras: "El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios". No podemos por lo tanto recordar nuestro pasado, los errores cometidos, las equivocaciones, sino más bien, colocar en Dios toda nuestra confianza para que Él nos anime y nos defienda de todo mal y para que nuestro seguimiento sea entusiasta y ardiente de compromiso para compartir todo lo que hemos recibido gratis del Señor. 

Señor, Permite que sepa cultivar con esmero nuestros corazones de modo que siempre sepamos responder a tu llamado, dándote el primer lugar en todo, como el único camino para lograr la santidad.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:30 a.m. | Permalink |


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