"Confío para siempre en el amor de Dios "...Salmo 52.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Miércoles 6 de Septiembre del 2023
Predicar y curar: esta es la actividad principal de Jesús en su
vida pública. Con la predicación anuncia el reino de Dios, y con la curación
demuestra que está cerca, que el reino de Dios está en medio de nosotros.
En el Evangelio de hoy tomado de Lc 4, 38-44, encontramos uno de los deseos más grande de Jesús, deseos que fueron el sentido de su Misión Salvífica: Sanar, Servir y Predicar el Reino de Dios.
Dice el texto del Evangelio, que Jesús salió de la Sinagoga de Cafarnaún y entró a la casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre, y le pidieron que hiciera algo por ella. Inclinándose sobre ella, Jesús increpó a la fiebre y ésta desapareció. En seguida, ella se levantó y se puso a servirles. Al atardecer, todos los que tenían enfermos afectados de diversas dolencias se los llevaron, y Él, imponiendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. Lc 4, 38-40.
Como lo vemos, Jesús es el refugio de todas las necesidades, problemas y enfermedades; y su medicina es el alivio y la calma.
Que bueno es saber que para cualquier dolencia, angustia y males sabemos a quien acudir. Él así lo dijo: "Venga a mi todos los que están afligidos y agobiados y yo los aliviaré" Mt 11,28.
Así sucedió; la gente comenzó a buscarle por todas partes y cuando supieron que estaba en un lugar desértico, sintieron la necesidad de buscarlo allí, y cuando lo encontraron quisieron retenerlo para que nunca jamás se alejara de ellos.
Hermanos, Jesús anunciaba sin descanso la Buena Nueva del Reino, y esta actitud es la que tu y yo tenemos que adoptar porque el mundo necesita Conocer y Amar al Verdadero y Único Dios y a quien Él envío, su Hijo Jesucristo. Pero para promover su mensaje, tenemos que tener una actitud y conducta ejemplar para que cuando nos vean y nos conozcan observen que somos creíbles e inmutables en el servicio a los demás.
Señor, no nos cansaremos de repetirlo: Te amamos y te damos gracias por sostenernos en la ilusión de servirte cada día. Te pedimos un corazón semejante al tuyo, que sepamos estimar las cosas con tu percepción, que sepamos apreciar las situaciones con tu espíritu, mirar a las personas con tu perspectiva. Danos un corazón que antes de que se canse de vivir para sí mismo, se entregue a los demás. Danos un corazón sencillo, que no entienda de egoísmos.