"El Señor es compasivo y misericordioso"...Salmo 103
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Martes 1 de Agosto del 2023
La parábola del Sembrador es probablemente una de las parábolas que más conocemos. Jesús describe cuatro tipos diferentes de tierra: la tierra de la orilla del camino, los parches de roca, la tierra con espinas y la tierra buena. Estos cuatro suelos que El describe no son sólo suelos físicos, agrícolas, sino que son los propios suelos interiores de nuestros corazones humanos. Son los distintos paisajes de nuestras almas humanas. No somos sólo un tipo de suelo; somos una combinación de los cuatro. Pero Jesús nos pide que ampliemos al máximo el campo de la buena tierra en nuestros corazones. Dios, como Sembrador divino, quiere que su semilla caiga en una tierra buena, rica y nutrida. Ningún suelo, ningún campo, ninguna persona queda sin sembrar. Ningún terreno se declara indigno de las semillas del Sembrador. Sin embargo, depende de nosotros cultivar la buena tierra.
En el Evangelio de hoy tomado de Mt 13, 36-43, vemos que Jesús después de haber estado con la multitud, sintiéndose cansado, se retira a su casa; y estando allí, los discípulos se le acercaron y le preguntaron sobre el significado de la parábola de la cizaña. Él les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!" Mt 13, 36-43.
Jesús con su sabiduría responde a sus discípulos la inquietud que tenían. Él retoma cada uno de los elementos que cita en la parábola y les da sentido: El campo es el mundo, la buena semilla son los miembros del Reino, la cizaña son los seguidores del demonio, el enemigo es el diablo, la siega es el fin de los tiempos, los segadores son los ángeles.
Jesús quiere enseñarnos hoy algo muy importante: Que aprendamos a captar la presencia de Dios entre todas las cosas que nos rodean, porque la vida es mucho más de lo que vemos. Si, es muy frecuente la distracción y no podemos captar nada de lo que está pasando en el interior de nuestras vidas.
Miren, la fuerza de Dios es irresistible y para ver y sentir su trabajo en nuestras vidas, se requiere tener una Fe firme y adulta.
Hermanos: Para que sigamos a Jesús no necesitamos cosas ostentosas y grandes porque Dios no está en los éxitos.
Preguntémonos: ¿Qué significa para nosotros hoy esta parábola? ¿Vivimos atentos a que la buena semilla del amor de Dios siga creciendo en nuestros corazones?
Señor, hoy nos ponemos en tu presencia para pedirte que pongas tus palabras y tu mensaje en nuestros corazón para que sepamos darte el fruto que Tú buscas en nosotros. Aumenta nuestra fe para verte en nuestras vida y en la de los demás; aumenta nuestra esperanza para vivir con alegría deseando estar contigo en la eternidad; y aumenta nuestro amor para nunca abandonarte ni dejarte solo porque Tú nunca nos abandonas ni te apartas de nosotros.