domingo, julio 30, 2023

"Cuánto amo tu voluntad, Señor"...Salmo 119.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Domingo 30 de Julio del 2023

El Reino de Dios es el Más Preciado Tesoro y vale más que cualquier otra cosa en el mundo. Por él habríamos de estar dispuestos renunciar a todo lo demás. Jesús pretende ayudar a la gente a vivir su vida de aquí desde unas claves que derivan del proyecto amoroso de su Padre Dios: con ilusión, con esperanza, con sentido...El Reino de Dios o de los cielos es «aquello que pertenece a Dios» y que Jesús nos propone como proyecto, como sentido, como objetivo para nuestra existencia. La parábola que nos presenta el Evangelio de hoy es  esperanzadora para todos los buscadores, para los inquietos, para los inconformistas.

En el Evangelio de hoy tomado de Mt 13, 44-52, Jesús narra a la multitud que le seguía una parábola donde compara al Reino de Dios con un tesoro escondido en un campo.

Así nos lo dice el texto: "El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró. El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente." Mt13, 44-49.

Miremos algo muy importante: Jesús expresa a la gente que el Reino de Dios es una ocasión de la vida en la que todos estamos invitados a ordenarla mediante una conversión radical: Dejar todo por Él. Es decir, renunciar con alegría a lo que terrenalmente se tiene.

Él no quiere que tú y yo lo sigamos para obtener de Él favores o intereses personales sin descubrir lo atractivo y apasionante de ese tesoro que Dios nos regala: El amor fraterno que ha de conducir a la humanidad hacia un mundo nuevo y justo.

Hermanos, para obtener ese  gran tesoro (El Reino de Dios) debemos despojarnos de todo, especialmente de lo que no somos y de mucho de lo que somos y aquello que aprieta nuestro corazón, como esos afectos a lo mundano, las inclinaciones a los vicios y placeres, pasiones exageradas y todas aquellas  seguridades que nos impiden vivir con pasión el Reino de Dios. 

Señor, Tu que eres manso y humilde de Corazón, haz que nuestros corazones sean semejantes al tuyo. Haz que nuestros sentimientos sean los tuyos, que nuestros pensamientos sean los tuyos y que nuestra voluntad sea la tuya para agradarte a ti y edificar a los demás.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:25 a.m. | Permalink |


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