sábado, julio 22, 2023

"Mi alma está sedienta de ti, Dios mío"...Salmo 62.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Sábado 22 de Julio del 2023

Hoy celebra la Iglesia a María Magdalena una de las principales discípulas de Jesús de entre las mujeres que le seguían. Fue la primera en encontrarse con Jesús Resucitado e ir a anunciar la buena noticia a sus amigos, los discípulos. La Iglesia la reconoce como: Apóstol de los Apóstoles. Nació en Magdala ciudad ubicada a la orilla oeste del lago de Galilea una ciudad importante de Cafarnaún.

Es magnífico que María sea considerada por los escritores santos la primera testigo y predicadora del triunfo de Jesús sobre la muerte. De su presencia viva al lado de Dios Padre. Cierto que, precisamente por ser una mujer, algunos discípulos dudaron de la veracidad de su palabra. Solo cuando Pedro y otros atestiguaron lo que María había dicho se creyó en la resurrección de Cristo. Circunstancia que da qué pensar. Testimonio válido de la resurrección es el amor, el compromiso afectivo, de todo el ser con la persona y causa de Jesús. Sea quien sea, hombre, mujer, jerarquía o pueblo sencillo. ¿Cómo nos vemos cada uno para que podamos ser testigo de que Jesús, está vivo; y su palabra, su causa siguen vigentes? ¿Cuál es la dimensión de nuestro amar? María Magdalena siguió a Jesús, fue discípula de Jesús. Estuvo al pie de la cruz, acompañando a María, la madre de Jesús. Y luego fue testigo de la resurrección. Uno de los primeros testigos. Y, según el evangelio de hoy, fue ella la que dio testimonio de la resurrección de Jesús a los otros discípulos. Esto es ya muy importante. Porque en aquel mundo patriarcal, el testimonio de un mujer no tenía valor.

El Evangelio de hoy tomado de Jn 20, 11-18, nos presenta la aparición de Jesús Resucitado a María Magdalena quien en medio del miedo y la timidez reconoció a Jesús por sus Palabras y la transformó en anunciadora de la alegría de la Resurrección.

Este hecho lo narra así el texto: "El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: "Mujer, ¿por qué lloras?" Ella les contesta: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto." Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: "Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?" Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: "Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré." Jesús le dice: "¡María!" Ella se vuelve y le dice: "¡Rabboni!", que significa: "¡Maestro!" Jesús le dice: "Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: «Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro". María Magdalena fue y anunció a los discípulos: "He visto al Señor y ha dicho esto." Jn 20,1.11-18.

Miremos algo muy importante: En el encuentro que vive María Magdalena con Jesús Resucitado ocurre en un momento donde ella se encontraba confundida y aterrorizada por lo allí pasaba.

Ella al ver que la piedra que sellaba el sepulcro estaba removida del sepulcro se sintió impotente y se puso a llorar porque no sabía lo que había pasado. Sin embargo, no perdió la esperanza. 

Hermanos este hecho nos muestra cuan grande e importante es la fe y la esperanza en momentos de dificultad. Miren, a pesar de la tristeza y la confusión inicial, la fe  y la esperanza llevan a María Magdalena a recibir la buena noticia de la resurrección y se convierte en una mensajera de la esperanza y la alegría.

Entonces hermanos, debemos recordar que la resurrección de Jesús es la base de nuestra fe y la fuente de nuestra esperanza. Como María Magdalena, debemos mantenernos firmes en ellas, incluso en los momentos más difíciles, confiando en que Jesús Resucitado nos da la fuerza para superar cualquier obstáculo y compartir a otros la buena noticia de su amor y su poder como el Hijo de Dios.

Señor, creemos en ti, te amamos y confiamos en que Tú también quieres estar con nosotros. Ayúdanos Señor a reconocerte entre nuestros hermanos, ayúdanos Señor a estar pendiente de ti en los momentos dulces de la vida, pero también en los momentos difíciles.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:04 a.m. | Permalink |


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