"Den gracias al Señor porque es bueno"...Salmo 106.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Viernes 6 de Julio del 2023
Son muchas las ocasiones en que los cristianos nos encontramos escondidos o resguardados de los innumerables peligros que percibimos en un entorno que es
hostil a las cosas de Dios. Nos encontramos dentro de nuestras
propias comunidades, como los discípulos antes de Pentecostés, temerosos de las
señales que nos envía el mundo. A pesar de los mensajes inquietantes,
intentamos mantenernos a salvo confirmándonos unos a otros en nuestras pequeñas
verdades, en nuestras rutinas piadosas, en nuestros pequeños sacrificios.
El Evangelio de hoy tomado de Mt 9, 9-13 nos narra como fue el encuentro de Jesús con un hombre llamado Mateo que prestaba sus servicios al imperio Romano como recaudador de impuestos.
Dice el texto del Evangelio que: "Jesús llamó a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: "Sígueme". Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: "¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?" Mas Él, al oírlo, dijo: "No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores".
Este “llamado” que escucha Mateo en lo profundo de su corazón, es el que también hoy nos está haciendo Jesús a cada uno de nosotros; y si bien, Mateo era un recaudador de impuestos despreciado por el pueblo, Jesús hoy no tiene problemas de llamar a cada persona que le quiera seguir. A Él no le importa su condición, no importa a qué se dedica, no importa cuales sean sus pecados, Él quiere liberarnos y hacernos libre y poseedores de una vida nueva y diferente. Dios tiene debilidad por nuestras fragilidades y se enternece por nuestros comportamientos y siente compasión y ternura en Su corazón por cada uno de nosotros.
Y miren, los discípulos a pesar de ir caminando con Jesús no entendían esto; como también los fariseos quienes se encontraban cerrados a sus propuestas y se preguntaban por qué el Maestro come con publicanos y pecadores y con gente de mala reputación?
Jesús nos lo deja bien claro en el Evangelio: “no son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos”. Y ello significa que aquel que se sienta necesitado de la gracia de Dios encuentra en Jesús un gran alivio.
Hermanos, pidámosle a Jesús que derrame su gracia en nuestras vidas y que nos ayude a convertirnos y a cambiar todas aquellas cosas que nos cuestan abandonar.
Señor, que nunca seamos sordos a tu llamado para que sepamos responderte con alegría y generosidad.