viernes, julio 07, 2023

"Den gracias al Señor porque es bueno"...Salmo 106.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Viernes 6 de Julio del 2023

Son muchas las ocasiones en que los cristianos nos encontramos escondidos o resguardados de los innumerables peligros que percibimos en un entorno que es hostil a las cosas de Dios. Nos encontramos dentro de nuestras propias comunidades, como los discípulos antes de Pentecostés, temerosos de las señales que nos envía el mundo. A pesar de los mensajes inquietantes, intentamos mantenernos a salvo confirmándonos unos a otros en nuestras pequeñas verdades, en nuestras rutinas piadosas, en nuestros pequeños sacrificios. Jesús nos invita a mirar a los ojos de las personas pues los ojos son una especie de vía de acceso a su interioridad. Jesús miró a Mateo en su verdad profunda y, sin necesidad de reproche alguno, la mirada misericordiosa de Jesús alcanzó su intimidad, ese lugar reservado por Dios en lo profundo de todo ser humano. No tuvo que insistir mucho para que lo siguiera.

El Evangelio de hoy tomado de Mt 9, 9-13 nos narra como fue el encuentro de Jesús con un hombre llamado Mateo que prestaba sus servicios al imperio Romano como recaudador de impuestos.

Dice el texto del Evangelio que: "Jesús llamó a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: "Sígueme". Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: "¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?" Mas Él, al oírlo, dijo: "No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores".

Este “llamado” que escucha Mateo en lo profundo de su corazón, es el que también hoy nos está haciendo Jesús a cada uno de nosotros; y si bien, Mateo era un recaudador de impuestos despreciado por el pueblo, Jesús hoy no tiene problemas de llamar a cada persona que le quiera seguir. A Él no le importa su condición, no importa a qué se dedica, no importa cuales sean sus pecados, Él quiere liberarnos y hacernos libre y poseedores de una vida nueva y diferente. Dios tiene debilidad por nuestras fragilidades y se enternece por nuestros comportamientos y siente compasión y ternura en Su corazón por cada uno de nosotros.

Y miren, los discípulos a pesar de ir caminando con Jesús no entendían esto; como también los fariseos quienes se encontraban cerrados a sus propuestas  y se preguntaban por qué el Maestro come con publicanos y pecadores y con gente de mala reputación?

Jesús nos lo deja bien claro en el Evangelio: “no son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos”. Y ello significa que aquel que se sienta necesitado de la gracia de Dios encuentra en Jesús un gran alivio.

Hermanos, pidámosle a Jesús que derrame su gracia en nuestras vidas y que nos ayude a convertirnos y a cambiar todas aquellas cosas que nos cuestan abandonar. 

Señor, que nunca seamos sordos a tu llamado para que sepamos responderte con alegría y generosidad.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:06 a.m. | Permalink |


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