viernes, junio 30, 2023

"Esta es la bendición del hombre que teme al Señor"...Salmo 128.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Viernes 30 de Junio del 2023

Las obras de Jesús y sus milagros, revelan quién es El y descubren la misión que viene a cumplir: Establecer entre los hombres el Reino de los Cielos. La intención del Evangelio de hoy, nos enseña quién es Jesús. Confirma que El es el Mesías es poderoso hasta el punto de hacer milagros. La soberana autoridad del Maestro se extiende sobre la ley, la enfermedad y la muerte; el mar y los endemoniados como lo hemos visto en los Evangelios. Nada ni nadie resiste la majestad de Cristo. Jesús nos señala hoy esa estrecha relación que existe entre la fe y el milagro. La fe es una condición primordial para que Jesús haga el milagro. Así se demuestra en este episodio del Evangelio de hoy: Jesús ve en el leproso, quien no duda de la posibilidad de ser curado. Esta condición supone abandonarse a Jesús, en cuya palabra el enfermo cree. 

El Evangelio de hoy tomado de Mt 8,1-4 nos presenta la curación de un hombre que padecía de la enfermedad de la lepra.

Dice el texto del Evangelio que Jesús bajaba de la montaña donde había realizado el Sermón de las Bienaventuranzas y lo seguía mucha gente. Un leproso se le acercó, se postró ante Él y le dijo: "Señor, si quieres puedes sanarme". Jesús extendió la mano y lo tocó diciendo: "Lo quiero, quedas sano". En el instante se sanó de la lepra. Jesús le dijo: "No se lo digas a nadie; ve y preséntate al sacerdote y, para que les conste, lleva la ofrenda establecida por Moisés." Mt 8,1-4.

La lepra era en ese tiempo una enfermedad incurable y quienes la padecían eran separados del ámbito social y religioso declarándolos impuros apartándoles de la civilización. También,  de acuerdo a las normas religiosas, eran excomulgados por considerarlos como un castigo de Dios. 

Bueno, a pesar de todas esas restricciones, este leproso se le acercó a Jesús y Él le extendió la mano y lo tocó para curarle. Y el leproso se postró delante de Jesús de rodillas.

Hermanos, Jesús toca para curar y no para contagiarse de la enfermedad y contraer cualquier impureza; al contrario, lo protege poniéndolo bajo la protección de Dios y le ordena: "No se lo digas a nadie", pero él incumple la orden y lo que hizo fue volcarse en alabanzas.

Que gran lección nos deja este Evangelio de hoy.  La gracia de Dios estará siempre presente sin importar cuáles y cuántas sean las heridas que tengamos en nuestros corazones, pues para Él, no hay obstáculos. También, Él es respetuoso de nuestra libertad y espera siempre que nos acerquemos a Él. 

Él no nos obliga, no impone nada, su llamado es de Amor y quiere que le sigamos para construir con nosotros el Reino.

Señor, creemos en ti y en tu amor. Si quieres puedes convertir este momento de oración en una experiencia de amor que transforme toda nuestras vidas; sé que lo puedes hacer y humildemente te suplicamos que lo hagas.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:08 a.m. | Permalink |


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