"Te doy gracias porque me has escogido portentosamente."…Salmo 139.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Sábado 24 de Junio del 2023
Todo el evento del nacimiento de Juan Bautista está rodeado por un alegre sentido de asombro, de sorpresa, de gratitud. La gente fue invadida por un santo temor a Dios «y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas». Hermanos y hermanas, el pueblo fiel intuye que ha sucedido algo grande, incluso si humilde y escondido y se pregunta «¿Qué será este niño?». El pueblo fiel de Dios es capaz de vivir la fe con alegría, con sentido de asombro, de sorpresa y de gratitud. (…) Preguntémonos cada uno de nosotros en un examen de conciencia: ¿Cómo es mi fe? ¿es alegre? ¿está abierta a las sorpresas de Dios.
Juan
Bautista fue santificado en el vientre de su madre Isabel, prima de María la
madre de Jesús, cuando esta última, ya embarazada por obra y gracia del
Espíritu Santo, fue a visitarla donde vivía junto a su esposo Zacarías en la
región montañosa cerca de una ciudad de Judá. Dice el texto del Evangelio de Lc
1,39-45, que cuando Isabel oyó el saludo de María, el niño en el vientre de
Isabel saltó de gozo y su madre quedó llena del Espíritu Santo.
Y
hoy el Evangelio tomado de nos narra el gran acontecimiento de
su nacimiento, así: "A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a
luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había
hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a
circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre
intervino diciendo: "¡No! Se va a llamar Juan." Le
replicaron: "Ninguno de tus parientes se llama así."
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. El pidió
una tablilla y escribió: "Juan es su nombre." Todos se
quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a
hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la
noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban
diciendo: "¿Qué va ser este niño?" Porque la mano
del Señor estaba con él. El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba;
vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel". Lc 1,57-66.80
Hermanos:
Esta narrativa es un gran acontecimiento que degustamos de principio a fin ya
que Juan Bautista es el profeta de la transición y se llama así, porque recibió
el encargo de parte de Dios para preparar el camino de su Hijo Jesús. Y es que
él, con suprema humildad se abajó para que Jesús ocupará su lugar. Que hermoso
ejemplo para nosotros hoy.
Sí,
nosotros como cristianos, seguidores de Jesús hemos de estar siempre en
constante transición para hacer exitosa nuestra realización: Dejar de sentir,
de vivir y de expresarse para cederle el paso a un nuevo modo de vida que va
surgiendo gracias a la luz del Espíritu Santo.
Es
sembrar más que cosechar. Salmo 126,5: "Los que siembran entre lágrimas,
cosechan entre cantares".
En
la historia de la salvación no es el hombre quien toma la iniciativa sino
que es Dios quien actuó cuando se presentó la incertidumbre entre los parientes
y vecinos de Isabel y Zacarías con relación al nombre del niño. El acuerdo
inesperado entre Zacarías e Isabel es señal de que el nombre del niño proviene
de la iniciativa de Dios: "Debe llamarse Juan".