"La gloria de Dios habitará en nuestra tierra"...Salmo 85.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Jueves 15 de Junio del 2023

Dios nos propone que revisemos cómo está nuestra vida con los demás antes de ir a presentar nuestra ofrenda al altar. Si, antes de llevar al altar del Señor nuestros dones, lo que estamos viviendo en nuestra vida. El quiere  que nos fijemos cómo está la relación con nuestro prójimo. Jesús, nos invita no simplemente a evitar el mal, sino que nos exhorta a dar un paso más allá, donde el tema del amor, la plenitud de la ley se haga realidad y logremos amar a nuestros hermanos con la gracia de Dios y con el amor que hemos recibido de Él.

Jesús critica fuertemente la forma como el pueblo judío estaba interpretando la ley de Moisés y les hace ver cuán importante es cumplirla, pero, no debe ocupar un lugar central en sus vidas. Él les comunica otra experiencia: La llegada del Reino de Dios que busca  abrir caminos entre todos para hacer un mundo nuevo y más humano.

Él les dice claramente que no basta con el cumplimiento de la ley sino que es necesario cambiar y afanarse en realizar una nueva vida donde no exista la agresividad, el desprecio,  el egoísmo, la envidia, los insultos y las venganzas. Es decir, apartarse de todo tipo de violencia. 

Hermanos: Jesús quiere que tú y yo vivamos juntos con amor, justicia y paz; que en nuestras relaciones humanas exista siempre el perdón y la reconciliación para que siempre exista la voluntad del acercamiento, el diálogo y la comprensión. 

Hoy nuestro Papa Francisco nos deja este hermoso mensaje: Me duele comprobar como en algunas comunidades cristianas, y aún entre personas consagradas, consentimos diversas formas de odio, calumnias, difamaciones, venganzas, celos, deseos de imponer las propias ideas a costa de cualquier cosa, y hasta persecuciones que parecen una implacable casa de brujas. ¿A quien vamos a evangelizar con esos comportamientos?

Señor, queremos tomar conciencia de la cercanía que Tú tienes con nosotros, para que podamos valorar lo que Tú haces. Señor, Tú nos has perdonado muchas veces. Concédenos verlo y palparlo, para que, siguiendo tu ejemplo, nuestro corazón perdone y ame a los que nos hieran de alguna forma.