martes, junio 13, 2023

"Has brillar, Señor, tú rostro sobre tu siervo"...Salmo 119.

REFLEXION AL EVANGELUIO DE HOY

Martes 13 de Junio del 2023

Ser sal y ser luz son dos tareas que Jesús encomendó a sus discípulos y que nos encomienda hoy a nosotros, sus seguidores. El uso más común que tiene la sal es para sazonar los alimentos, pero hay que ser muy precisos en las cantidades para que la comida esté buena. Si nos quedamos cortos decimos que la comida está sosa, que no sabe a nada; pero si nos pasamos, estropeamos el plato porque sólo sabe a sal. El secreto para que sea útil está en la cantidad y en el hecho de que tiene que desaparecer para cumplir su misión. Así también, la tarea del evangelizador será eficaz para la salvación de las almas, si no se anuncia a sí mismo, o sea, si desaparece; si no se pone en el centro; si no calla por miedo; si no es un surtidor de palabras sino que pronuncia las palabras oportunas para atraer a todos a Cristo. La luz tiene la misión de iluminar. Cuando caminamos en la oscuridad de la noche, basta una pequeña luz que ilumine donde tenemos que pisar para poder avanzar. Así, nuestra vida tiene que ser una luz que marque el camino hacia Dios a los que nos rodean. Jesús nos invita a ser luz que ilumine, no que deslumbre y confunda.

En el Evangelio de hoy tomado de Mt 5, 13-16, Jesús exhorta a sus discípulos a descubrir el significado profundo de la vocación a la fueron llamados, para así, con gozo y alegría llevar a todos los hombres la Buena Noticia del Reino de Dios. Y les dice: "Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo." Mt 5,13-16.

Jesús les da a conocer a sus discípulos dos imágenes de la vida cotidiana (la sal y la luz) que le ayudarán a aprender y comprender la forma como encontrarle el sentido a la vida para poder realizar la tarea en el mundo, con acciones audaces donde juega la valentía, el coraje y la intrepidez ante los peligros.

Hermanos,  Jesús quiere que como sus discípulos contribuyamos a que la gente aprenda a saborear la vida sin caer en  en la corrupción, por eso nos dice: "Vosotros sois  sal de la tierra", como también Él quiere que aportemos nuestro servicio para que su Luz la reciban muchos hombres y mujeres en el mundo para que con ella, puedan caminar orientados hacia la esperanza que Él nos brinda.

Tu y yo no podemos quedarnos quietos, ni mucho menos tranquilos en una espera pasiva sino a que salgamos con prontitud al encuentro con el rostro del hermano que hoy sufre en nuestra sociedad. Jesús nos necesita para curar las heridas y darle calor a muchos corazones. 

Señor, tu nos llamas a ser sal y la luz para los demás, esto implica que seamos testimonios de vida, con tus palabras y acciones para ser un reflejo de tu amor y de tu misericordia infinita donde nos encontremos. Tu gracia es la fuente para la felicidad. Ayúdanos, a guiarnos por el Espíritu Santo, para que Él sea quien nos edifique y así, seamos auténticos testigos de tu amor.

 
posted by Laureano García Muentes at 4:59 a.m. | Permalink |


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