martes, junio 27, 2023

"Señor, ¿Quién puede hospedarse en tu tienda?"...Salmo 15.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Martes 27 de Junio del 2023

Así como para entrar en la ciudad, había que “medirse” con la única puerta estrecha que permanecía abierta, del mismo modo, la vida del cristiano es una vida “a medida de Cristo”, fundada y moldeada en Él. Esto significa que la vara de medir es Jesús y su Evangelio: no lo que pensamos nosotros, sino lo que nos dice Él. Así que se trata de una puerta estrecha no por ser destinada a pocas personas, sino porque pertenecer a Jesús significa seguirle, comprometer la vida en el amor, en el servicio y en la entrega de uno mismo como hizo Él, que pasó por la puerta estrecha de la cruz. 

En el Evangelio de hoy tomado de Mt 7, 6.12-14, Jesús invita a sus discípulos  a entrar por la puerta estrecha, es decir, entrar en la familia de Dios, en el calor de su casa donde existe la comunión con Él, y les dice: "«No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen. Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley de los Profetas. «Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y poco son los que lo encuentran." Mt 7,6.12-14.

Y es que ser discípulos de Jesús implica ir en contracorriente a lo que propone el mundo donde existen luces, slogan que nos hablan de felicidad, gozo y diversión para conducirnos a una vida sin sentido y perdición.

Cuando decimos ir en contracorriente y escoger la puerta estrecha, sentimos que por ahí, las cosas serán difíciles porque tenemos que desprendernos y despojarnos de todo aquello  que nos mantiene distraídos  y esclavizados para caminar  libremente y comprometernos con el Maestro Jesús a vivir como Él nos lo enseña y nos pide. 

Ser seguidor de Jesús no es un título o un diplomado que logramos obtener. Es vivir y ser testigos de la Fe y mostrar decisión y  firmeza.

Preguntémonos: ¿Tú y yo nos dejamos guiar por el camino exigente del Evangelio o seguimos persiguiendo los placeres que nos regala la vida ancha y fácil del mundo?

Señor, danos las fuerzas para estar convencido de la misión que nos has entregado. Creemos en ti, pero aumenta mi fe y hazla firme para poder amar a nuestros hermanos desinteresadamente. Tú eres nuestra fuerza, y contigo todo lo podemos. Ayúdanos, pues sin ti no podemos nada.

 
posted by Laureano García Muentes at 4:32 a.m. | Permalink |


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