martes, julio 11, 2023

"Con mi apelación, Señor, vengo a tu presencia"...Salmo 17.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Martes 11 de Julio del 2023

Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Para Jesús, compadecerse de las gentes es “padecer-con” ellas, saber que necesitan personas que estén con ellas para ayudarlas. La mies sigue siendo abundante también hoy, por tanto, la petición de Jesús sigue estando vigente en nuestros días: “Rogad al dueño de la mies que envíe operarios a su mies”. Ante la ingente tarea de reunir un solo rebaño y un solo pastor, a los discípulos ( nosotros ) nos encomienda PEDIR OBREROS. Trabajadores que vayan por todo el mundo continuando la obra del Maestro, anunciando el Evangelio del Reino y sanando con el poder de la Palabra de Jesús todas las enfermedades y dolencias. Hay mucha  tarea que realizar, pero lo primero de todo es “rogar al Dueño”; la oración debe preceder toda labor evangelizadora. Y entonces siempre habrá quien se admire por las maravillas que Dios continúa haciendo entre nosotros.

En el Evangelio de hoy tomado de Mt 9, 32-38, Jesús revela a sus discípulos como ha de ser la puesta en marcha de su proyecto misionero y los asocia a este. Él les dice que requiere de manera urgente una abundante mano de obra para ponerlos a disposición del anuncio de la Buena Nueva del Reino y  con ellos, lograr obtener una cosecha abundante. 

Dice el texto del Evangelio que le llevaron a Jesús un mudo endemoniado y Él, expulsó al demonio y el mudo comenzó a hablar. La multitud comentaba asombrada: "Jamás se vio cosa igual en Israel". Pero los fariseos decían: "Por el Príncipe de los demonios expulsa a los demonios". Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Él siente  compasión de la muchedumbre, porque estaban cansados y abatidos como ovejas que no tienen pastor. Entonces dice a sus discípulos: "La mies es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies". Mt 9, 32-38.

Miremos algo muy importante de este texto: Jesús, después de haber expulsado al demonio el mudo comenzó a hablar. 

¿Cuántas veces nos hemos sentido mudos? Tenemos callada nuestra alma porque existe un algo que nos impide expresar las cosas de Dios. Si. Revisemos un poco: Seguramente nos sentimos orgullosos y llenos de rabia porque alguien nos quiere "sobrepasar" o "nos ofende" y esto, nos mantiene paralizados e irresponsables. Y es aquí, donde necesitamos abajarnos y reconocer que nos estamos apartando de Jesús y ser curados.

Si tú y yo hacemos que su presencia se haga realidad en nuestros corazones, nuestro caminar cambiará y nuestra alma se despejará y hablaremos como el mudo con palabras bellas que transmiten la presencia de Dios y comunicaremos alegría, consuelo, amor, paz, perdón y reconciliación. 

Se destaca también en este Evangelio el pensamiento que tenía Jesús: Hacer visible en todo tiempo y lugar del mundo la Buena Nueva del Reino de Dios; pues veía mucha gente fatigada y que desfallecen sin saberlo. Y les dice a sus discípulos: "La mies es abundante y los obreros son pocos".

Hermanos, Jesús requiere de nosotros, sus colaboradores para guiar y llevar ovejas a su rebaño y que entren por su puerta. ¡No tenemos tiempo que perder!

Señor, Tu gracia puede moldear nuestros corazones y curarlo de esas debilidades que nos alejan de tu amor. Compadécete de nosotros porque somos como tus ovejas descarriadas que te buscan y necesitan de tu guía.
 
posted by Laureano García Muentes at 4:57 a.m. | Permalink |


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