En el Evangelio de hoy tomado de Jn 17, 11b-19, Jesús nos recuerda el esmerado cuidado realizado con sus discípulos. Él los ha guardado y los ha rodeado de una protección tal que ninguno de ellos se ha perdido, excepto “el hijo de la perdición”, Judas. Si, Él ha venido a darnos a conocer el verdadero rostro amoroso de Dios, pero “el mundo” lo ha rechazado. La revelación de Dios proseguirá a través de la palabra de los discípulos, recibida de Jesús. Él nos quiere santos y no espera que nos conformemos con una existencia mediocre, aguada, licuada”, Hoy el Papa Francisco nos dice: La Palabra nos interroga hoy: ¿Buscamos vivir en la comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu? o, ¿Nos conformamos con una existencia mediocre, aguada o nos vamos dejando santificar por el Señor?