sábado, mayo 20, 2023

"Dios es el Rey del mundo"...Salmo 47

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Sábado 20 de Mayo del 2023

Estamos en la puerta de una de las fiestas mas importantes de nuestra Iglesia: la Ascensión del Señor; y hoy Jesús en el Evangelio nos deja unas palabras de despedida entrañables. El nos hace participar de su misterio más preciado; Dios Padre es su origen y es, a la vez, su destino: «Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre». Jesús y el Padre viven en el gozo de amarse mutuamente. Y basta que nosotros lo pidamos para que ese gozo nos sea concedido. Pidamos entonces con confianza, y la vida divina será realidad en nuestra sencilla experiencia cotidiana. Conectados en la relación con el Padre mediante la unión con Él, nuestro gozo es total y nuestra oración perfecta. Dios ofrece siempre su amor a todo el mundo, pero este amor se torna recíproco sólo si el hombre responde. 

En el Evangelio de hoy tomado de Jn 16, 23b-28 Jesús declara a sus discípulos que Él y el Padre están íntimamente unidos y les promete que cuando oren a Él en su nombre sus peticiones serán escuchadas con eficacia. Y les dice: "En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre claramente." Jn 16, 23b-25.

Hermanos: Hoy Jesús nos asegura que todo lo que pidamos con Fe, Él nos lo podrá conceder. Pero...¿Cómo ha de ser nuestra petición? Él nos habla hoy de la absoluta confianza; por tanto, esta se logra demostrando que, lo que pedimos, es realmente lo que necesitamos y no algo innecesario, dudoso o, débil.

Miren: A Él se acude demostrando humildad, ternura, bondad y sobre todo con la confianza que ha de tener un hijo hacia un Padre.

Pidámosle al Espíritu Santo que nos de la gracia de la valentía, como también, el don de la perseverancia para desafiar la tibieza y el frío en nuestras oraciones, pues estas, nos llevan a centrarnos en las cosas superfluas y vanidosas que nos hacen mucho daño y nos separan de Dios. 

Señor, Tú dijiste que todo lo que pidiéramos en tu nombre nos lo concederías. Te pedimos hoy, Señor, la fe, la esperanza y el don de la caridad. Estas tres virtudes nos bastan, puesto que con ellas podemos amarte, darte gloria, servirte y comunicar tu amor a los demás.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:06 a.m. | Permalink |


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