viernes, abril 21, 2023

 "Una cosa pido al Señor: Habitar en su casa"...Salmo 27.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Viernes 21 de Abril del 2023

Todo lo tenemos asegurado en la vida. La sociedad del bienestar ha logrado que la vida transcurra sin los sobresaltos más importantes que han inquietado a las generaciones precedentes: qué voy a comer mañana; dónde me voy a educar; quién me va a curar de mis enfermedades; dónde voy a vivir; cuál es mi familia y mi sociedad que me va a procurar los bienes que hemos mencionado. Todo lo tenemos previsto: desde el nacimiento hasta la muerte. Felipe le dice a Jesús que con el dinero que tienen no hay bastante para comprar pan para todos. Y Jesús se encarga de que lo haya. Debemos dejar una puerta de nuestra vida abierta a Dios, al amor de los demás. Tendremos sorpresas agradables si en vez de agarrarnos a nuestras seguridades, dejamos volar nuestra alma por parajes más abiertos; ciertamente más inseguros, pero más predispuestos a la belleza y a experiencias humanas de amor y libertad. Y no debemos cerrar las ventanas que tienen a Dios como horizonte. Él da una felicidad que «ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman» (1Cor 2,9).

El Evangelio de Juan 6, 1-15 nos presenta el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. 

Dice el texto que: Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a Él y dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para darles de comer?” Él decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan”. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿Qué es esto para tanta gente?” Jesús le respondió: “Háganlos sentar”. Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran unos cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron. Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada”. Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: “Éste es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo”. Jesús, sabiendo que querían apoderarse de Él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña". Jn 6, 1-15.

Este milagro nos presenta unas lecciones muy importantes. En primer lugar, nos muestra la compasión de Jesús hacia la gente que lo seguía. Él estaba preocupado por su bienestar físico, así como por su bienestar espiritual. También nos muestra la capacidad de Dios para proveer todo para suplir  nuestras necesidades, incluso en situaciones donde parece que son imposibles.

Hermanos, este milagro nos invita a que seamos generosos y compartamos lo que tenemos con los demás. Es fácil ser egoísta y preocuparse solo por nosotros mismos, pero Jesús nos muestra que cuando damos, recibimos mucho más a cambio. 

Este milagro nos desafía a creer en la capacidad de Dios para hacer cosas grandes y sorprendentes en nuestras vidas, incluso cuando todo parece imposible.

Señor, ayúdanos a saber multiplicar nuestro amor, para que así, el milagro tuyo una vez mas se produzca. Necesitamos simplemente ofrecerte lo que tenemos y nada más. Tú multiplicarás estos para el bien de todos los que están a nuestro alrededor. Señor, hoy con humildad y sencillez te ofrecemos nuestros talentos.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:16 a.m. | Permalink |


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