miércoles, abril 12, 2023

"Que se alegren los que buscan al Señor"...Salmo 105.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Miércoles 12 de Abril del 2022

Dos discípulos de Jesús no habían entendido casi nada de los últimos acontecimientos. No habían creído a las mujeres lo que contaban: que Jesús había resucitado y ellas lo habían visto. Les había parecido un escándalo la muerte de Jesús en la Cruz, y discutían entre ellos lo poco claro había sido aquello de la Resurrección. Jesús se une a ellos en el camino pero ellos no lo ven. Solo después de un rato de escucharle, de compartir juntos el camino y  la comida  se les abren los ojos. Ven con otra mirada. También nosotros, con frecuencia, hacemos nuestro camino de la vida decepcionados, cargados de preocupaciones, desanimados, con poca esperanza y como en ellos, nuestros ojos no están atentos a quien camina a nuestro lado. Las prisas de cada día y las preocupaciones nos absorben. No vemos. Nos separamos de la comunidad. Transformar la mirada para ver más adentro y más allá de lo acostumbrado requiere entrenamiento. Requiere leer y entender el evangelio en compañía de quienes pueden abrirnos los ojos del entendimiento. Requiere capacidad de encuentro, de partir el pan, de compartir vida, ilusiones, esperanzas, sufrimientos y alimentos.

El Evangelio de hoy tomado de Lc 24, 13-35 nos narra la experiencia que vivieron dos de los discípulos de Jesús cuando iban de camino desde Jerusalén al pequeño pueblo de Emaús situado a unos diez kilómetros. 

Dice el texto del Evangelio, que: "Los dos discípulos volvían a sus casas, tristes y decepcionados, pues su Fe en Jesús se les había apagado. Todo había sido una ilusión. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo...Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le insistieron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída." Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Lc 24, 13-31

Mientras los dos discutían, Jesús se les acerca y sin reconocerlo, se une a esa conversación y se sienten atraídos por sus Palabras y sienten que su compañía les despierta la esperanza y al llegar el momento de la separación, les piden que no se marche sino que le dicen: "¡Quédate con nosotros!"

Hermanos, hoy como lo ocurrido con los discípulos de Emaús muchos han perdido también la esperanza y hasta la confianza en Jesús y lo han ido convirtiendo en un personaje extraño e irreconocible. Y ello nos llena de tristeza, pues vemos  que se quedan estancados y ante las circunstancias adversas no desean avanzar más. 

Hoy Jesús también como le ocurrió a esos dos discípulos se nos acerca y nos manifiesta que vivamos su Pascua, para así, llenar de ilusiones nuestros pensamientos y corazón con las cosas que nos vienen de Dios, porque ellas nos dan paz y alegría.

Entremos pues en la fuerza transformadora de Jesús y veremos con nuestros ojos que las crisis y los miedos serán vencidos y volverá en nosotros la frescura de su voz que avivará nuestras vidas. 

Gracias, Señor, por buscarnos, por no dejarnos solos en el camino. Tu nos conoces y sabes que somos presa fácil del desánimo y del abatimiento y nos cuesta mucho reconocerte. Ilumina nuestra mente y corazón para que sepamos descubrirte y experimente en esa cercanía que nos llena de paz y amor.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:05 a.m. | Permalink |


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