"Recordarán ustedes las maravillas que hizo el Señor "...Salmo 105.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Viernes 10 de Marzo del 2023
En el pasaje del Evangelio de hoy podríamos decir que
Jesús hace un “juego de espejos” Por un lado en la parábola tenemos el reflejo
de su propia Pasión y muerte (el dueño de la viña envía a su hijo que es
asesinado por los malos trabajadores, igual que Él lo será) Y por otro lado
pone ante el espejo a los escribas y fariseos que hicieron lo mismo con algunos
profetas y lo harán también con Él. Es decir: Cristo nos enfrenta con nosotros
mismos, con nuestras faltas, nuestras ambiciones, nuestras malas artes...Porque
esta parábola se puede aplicar en nuestros días. A poco que hagamos memoria
recordaremos casos de hombres de Dios que han sido asesinados por los poderosos
a causa de la incomodidad del mensaje que transmitían: Sacerdotes, misioneros,
obispos, religiosos, seglares martirizados por predicar la Palabra de Dios y denunciar
las injusticias del mundo.
Jesús, llama la atención a quienes formamos el pueblo de Dios, su Iglesia; a fin de que nos afanemos en producir los frutos esperados por Dios y denuncia el abuso de autoridad de quienes gobiernan y cuidan del pueblo, pues deben mantener la lealtad a sus mandatos y no estar manipulando y matando a las gentes, para así, no perder ni una gota de la fuente de sus poderes que han venido consiguiendo a través de los tiempos con sus deshonestidades, los actos de corrupción y manipulación de las leyes y/o preceptos religiosos.
Hermanos, en la viña del Señor no hay sitio para quienes no aportan frutos. En el proyecto del reino de Dios que Jesús anuncia y promueve no pueden seguir ocupando un lugar «labradores» indignos que no reconozcan el señorío de su Hijo, porque se sienten propietarios, señores y amos del pueblo de Dios. Han de ser sustituidos por «un pueblo que produzca frutos».
A veces pensamos que esta parábola tan amenazadora vale para el pueblo del Antiguo Testamento, pero no para nosotros, pero es un error, porque esta parábola nos está hablando también a nosotros hoy. Dios no tiene por qué bendecir un cristianismo estéril del que no recibe los frutos que espera. No tiene por qué identificarse con nuestras incoherencias, desviaciones y poca fidelidad. Él quiere que los trabajadores indignos de su viña sean sustituidos por un pueblo que produzca los frutos dignos del reino de Dios.
Señor, muchas veces nos es costoso serte fiel a lo que Tú nos pides y de manera especial en nuestras obligaciones habituales. ¡Cuán difícil es cargar la cruz de nuestra vida! A veces quisiéramos echar todo por la borda y hacer con nuestras vidas lo que quisiéramos, pero sabemos que al final, eso nos va a dejar vacío y secos. Concédenos abrir los ojos para ver y darnos cuenta del gran amor que Tú tienes por nosotros.