"Que tu misericordia, Señor,  venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti" Salmo 33.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Domingo 5 de Marzo del 2023

El Evangelio de la Transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa la resurrección y que anuncia la divinización del hombre. Este evangelio también nos revela cómo tenemos que vivir los seguidores de Jesús si queremos ser coherentes a su Evangelio. Porque, así como aparecen las dos dimensiones de la persona de Jesús, se da un equilibrio entre estas dos dimensiones en nuestra vida personal: Estamos todos llamados a vivir entre la experiencia del Tabor y la experiencia de la cotidianeidad del día a día. Necesitamos tu y yo experimentar estas dos dimensiones: Es decir, conectarnos con lo más humano y con la divinidad que por gracia de Dios nos habita. 

Dice el texto del Evangelio que: "Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: “Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: “Éste es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo”. Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: “Levántense, no tengan miedo”. Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo.”. Mt 17, 1-8.

Esta Transfiguración de Jesús ocurrió en el monte Tabor localizado al oeste del mar de Galilea y lo que más nos atrae de este hecho muy significativo, es La voz que sale de una nube luminosa que manifiesta la presencia de Dios.

Algo muy diciente sucede: Los discípulos caen al suelo, si, sienten miedo y se aterran de lo que allí sucede. Se sobrecogen porque nunca en sus vidas habían experimentado una cercanía con Dios. 

¡Que maravilloso es nuestro Salvador! 

Para muchos de nosotros que solo hemos conocido a Jesús de oídas, no lo hemos experimentado en nuestro interior y por tanto, la Transfiguración de Jesús, solo será posible, si hacemos real su amor, su paz y su fuerza transformadora que nos impulse a seguir avanzando con la Fé puesta en Él. 

Hermanos, hoy Jesús nos llama y se acerca a nosotros para tocar las puertas de nuestros corazones. Tú y yo decidimos abrirle o rechazarlo. Somos nosotros los que tomamos la decisión.