lunes, marzo 13, 2023

"Mi alma tiene sed del Dios vivo: ¿Cuándo veré el rostro de Dios?"...Salmo 42.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Lunes 13 de Marzo del 2023

Ningún profeta es bien recibido en su tierra. A veces, cuando predicamos a Jesús y su evangelio, y vemos que no llega a mucha gente, pensamos que cuando Jesús, el mejor predicador de todos los tiempos, predicaba siempre era bien escuchado y aceptado. El evangelio de hoy nos recuerda que no siempre fue así. Nos lo presenta predicando en la sinagoga… y El les recuerda a sus oyentes que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Su predicación no gustó a sus oyentes, de tal manera que trataron de llevarle a un barranco que estaba fuera del pueblo con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba. Aunque sabemos que en un momento dado de su vida no logró alejarse de sus perseguidores, que le clavaron en lo alto de una cruz. Pero al tercer día resucitó.

En el Evangelio de hoy tomado de Lc 4, 24-30 vemos a Jesús un día sábado en la Sinagoga enseñando como era de costumbre. Algunos de los asistentes que lo escucharon quedaron impresionados de la manera cómo enseñaba, pero otros, les desagradó su actitud porque su buena noticia se centraba en la liberación a los pobres, los cautivos, a los ciegos y a los oprimidos, cancelando el léxico de la venganza, el odio y el egoísmo. Y Él les decía: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio”. Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo.  Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino. Lc 4, 24-30.

Jesús sintió la resistencia de la clase dirigente de su propio pueblo por el hecho de nombrar en su alocución a una viuda y a un leproso por ser personas que eran marginadas. Y eso causó el enfrentamiento hasta el punto de quererlo desaparecer.

Hermanos, Jesús nos presenta a dos personajes que recibieron la gracia de Dios y estos representan a todos los pecadores que hoy están infectados de la lepra del egoísmo, del odio y las vanidades del mundo; y Él, sin mirar sus pecados le presta ayuda y los socorre abrazándoles con todo su amor.

Él hoy nos reprocha por no vivir abiertos a la acción de Dios y a su amor incondicional.

Les invito a que hagamos en este día un acto generoso con una persona a quien consideremos que no nos muestra empatía; y como gesto generoso, le digamos una palabra amorosa y llena  de cariño. 

Señor, te rogamos que abras nuestros corazones a tus palabras, y que por medio de ellas, seamos mas generosos contigo. No queremos ser como esos hombres a los que visitaste en tu aldea y no te reconocieron. Queremos ser como aquellos otros, que, viéndote escondido detrás de un manto, supieron identificarte con corazón limpio.

 
posted by Laureano García Muentes at 7:40 a.m. | Permalink |


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