martes, septiembre 13, 2022

"Somos un pueblo y ovejas de su rebaño "...Salmo 100.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Martes 13 de Septiembre del 2022

El relato de resurrección que hoy que nos presenta el Evangelio no contiene ninguno de los rasgos comunes a otras resurrecciones. Nadie se dirige a Jesús para hacerle una petición de salvación. Jesús caminaba hacia una ciudad, Naín, y contempla algo que no debía ser demasiado extraño: un entierro. Y Jesús observa, Jesús escucha.

El difunto es el hijo único de una viuda. Y eso significaba que su madre quedaba totalmente a la intemperie, sola y sin posibilidades de salir adelante. El hijo era la única posibilidad de vida digna para la madre… Jesús se conmueve. Y la misericordia entrañable se pone en acción. La debilidad, la pobreza, la vulnerabilidad, el desamparo… de la mujer, son una llamada de socorro que Él no puede dejar de atender. Y la fuerza de la vida que reside en Él le devuelve al hijo, y con él la posibilidad de vida. Es una llamada a “despertar” y poner en acción todo aquello que en nosotros está apagado, abandonado, inactivo, “muerto”. Para que los otros tengan vida.

El Evangelio de hoy tomado de Lc 7, 11-17, nos relata el milagro de Jesús al resucitar a un muerto quien era hijo único de una viuda. Ello ocurre en la entrada de la población de Naín que queda al sur-oeste de Nazaret, en Galilea. 

Dice el texto del Evangelio que: El féretro era acompañado por la madre y de una gran multitud. Jesús al ver a la mujer, le dijo: "No llores". Se acercó, tocó el féretro, y los portadores se detuvieron. Entonces dijo: "Muchacho, te lo ordeno, levántate ". El muerto se incorporó y empezó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre. Lc 7, 11-17.

Jesús muestra una vez más su identidad y que como Hijo de Dios, da vida a los muertos. Él, no solo devuelve la vida, sino que también llena de ilusión, de esperanza y confianza; y ante el dolor se compadece, se apiada y participa en ello. Su Misericordia es grande. 

Hermanos: Este es el ejemplo que hemos de imitar de Jesús: Sentir la compasión con todos los que sufren y lloran por las injusticias, y esta compasión es  necesaria hoy mas que  nunca; porque el sufrimiento de los pobres y necesitados, esos a quienes la sociedad ha marginado, Recordemos que Dios es un Dios de milagros y Él muestra su bondad y compasión en medio de nuestras situaciones mas difíciles del  diario vivir.

Señor, tan grande es tu amor que no dejas de compadecerte de cada uno de nosotros, a pesar de las debilidades, porque muchas veces te decimos y te prometemos y no hacemos, te ofrecemos y no cumplimos. Te pedimos hoy que nos des la gracia que nos hará crecer en amor y en fidelidad.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:36 a.m. | Permalink |


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