"Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza"...Salmo 116.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Sábado 10 de Septiembre del 2022
La propuesta del Evangelio y de Jesús hoy es fascinante; y entusiasma de manera fácil; pero es necesario evitar todo idealismo, o la reducción de su mensaje a puro conocimiento de datos, de frases y slogans. Esta es, una ¡Eterna tentación y más en nuestros días y en nuestra cultura! Nos las pasamos simplemente de “oyentes de la Palabra”, Pero lo que hoy nos invita el Evangelio es pasar a ser OBREROS de la misma Palabra, a aquellos que se “dejan hacer”, pero que -al mismo tiempo- CONSTRUYEN con ella. Sólo así seremos realmente discípulos de Jesús.
En el Evangelio de hoy tomado de Lc 6, 43-49, Jesús nos resalta la importancia de tener siempre el corazón abierto para estar prestos a la Escucha de la Palabra y a ponerla en práctica. Y le hace una advertencia a sus discípulos, diciéndoles: "No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca" Lc 6, 43-46.
Todo buen árbol se conoce por sus buenos frutos y estos dependen del lugar donde fue plantada la semilla.
Este Evangelio de hoy nos invita a reflexionar sobre la autenticidad del seguidor de Jesús y cuestionarnos sobre el lugar donde estamos.
Él quiere hoy que nos confrontemos con nuestras realidades y ver, si estamos cumpliendo con sus enseñanzas. Ello nos lleva a entender si venimos caminando por el camino correcto y si sus Palabras están transformando nuestros corazones.
Hermanos, cada Evangelio hay que leerlo y meditarlo con mucha atención. Recordemos que es el mismo Jesús que se está haciendo presente en esos momentos y nos habla.
Sus mensajes son vida si las ponemos en práctica. No seamos sordos ni ciegos. Hagámonos roca firme o tierra buena donde podamos construir nuestra casa nueva o cultivar la mejor semilla que nos brinde frutos abundantes.
Señor, somos uno de esos que te llaman y no hacen lo que dices. Danos una fe fuerte, segura, para que podamos dar frutos de bondad, así estaremos construyendo nuestra vida sobre la roca firme de Tu Amor.