lunes, agosto 08, 2022

"Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria"...Salmo 148.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Lunes 8 de Agosto del 2022

El texto contiene un segundo anuncio de la futura y próxima pasión de Jesús. El Maestro, se muestra siempre lúcidamente consciente de su propio destino, camina con los ojos abiertos hacia Jerusalén, es soberanamente libre en su cumplimiento de la voluntad del Padre. No puede decirse que la pasión haya sido para Jesús un incidente político, un precio pagado por su ingenuidad, un fracaso anunciado. En el fondo -no lo olvidemos- se encuentra siempre la perspectiva final de la resurrección, algo que los discípulos ni comprenden ahora ni comprenderán después, si no es a duras penas. 

En el Evangelio de hoy tomado de Mt 17, 22-27, dice el texto que: "Jesús al pasear junto con sus discípulos por Galilea, les dice: "Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día." Ellos se pusieron muy tristes. Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto se acercaron a Pedro y le preguntaron: "¿Vuestro Maestro no paga los impuestos?" Contestó: "Sí." Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: "¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?" Contestó: "A los extraños." Jesús le dijo: "Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti." Mt 17, 22-27.

Jesús le manifiesta a sus discípulos la necesidad de aspirar por sus mismos deseos, para que así, se pueda hacer realidad la acción de Dios en el mundo: hacer de este, un lugar donde se viva la justicia, la dignidad y la felicidad. Él les pedía a la vez, que se mantuvieran firmes en la Fe. Ella ha de ser concreta y presente, nunca puede estar dividida con lo cotidiano, deben ir de la mano. 

Sus enemigos, los Fariseos, Herodianos y Escribas, buscaban confundir a toda costa a sus discípulos; pues ellos, aún no entendían eso de que la muerte no era una derrota sino una victoria y también, eso de que Él no se ausentaría de ellos, sino ellos de Él.

Hermanos, no podemos olvidar que somos hijos de Dios y por lo tanto no somos súbditos de nadie. Por tanto, vivamos siempre dispuestos a ser fieles colaboradores con un corazón abierto para realizar  la gran misión de hacer parte del templo de Dios a muchas personas. 

Señor, Tú te complaces en hacer la voluntad del Padre. Enséñanos ESE CAMINO, para que también, lo vivamos en nuestro caminar.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:09 a.m. | Permalink |


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