domingo, julio 31, 2022

"Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación"...Salmo 90.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Domingo 31 de Julio del 2022

Jesús nos habla muy seriamente de la inutilidad de las riquezas y de los estragos que, en nosotros, hace la adoración de las mismas. El asunto es si ser rico para sí o ser rico a los ojos de Dios. El nos avisa sobre los peligros de acumular riquezas, sobre los peligros de invertir nuestro tiempo y energías en tener más, sobre los peligros de no pensar más que en este mundo. Jesús nos invita a ser como El, a pensar y vivir para la vida eterna. El mañana de los hombres no esta asegurado. Pero si, el mañana de Dios te está esperando.

En el texto del Evangelio de hoy, tomado de Lc 12, 13-21, después que una persona de entre la gente le dice a Jesús: "Maestro, dile a mi hermano que reparta la herencia conmigo" Jesús le respondió: "Amigo, ¿Quién me a nombrado juez o árbitro entre ustedes?" y les dijo: "¡Estén atentos y cuídense de cualquier codicia, que por más rico que uno sea, la vida no depende de los bienes" Y les propuso una parábola.(La del rico insensato) Lc 12, 13-21.

Jesús le insiste a la gente que le sigue a no vivir apegado de los bienes materiales, pues estos, llevan a los hombres a vivir de la codicia, la avaricia y del egoísmo desordenado de querer buscar afanosamente la posesión  de riquezas para atesorarlas.

Hermanos cuando ponemos  toda nuestra confianza en las riquezas o somos consumidores incansables, nos olvidamos de Dios y poco a poco, se nos olvida el norte; perdemos el fin único que tenemos de servicio a la obra de Dios y solo vivimos preocupados de vivir entre las riquezas materiales. 

No podemos olvidar que el proyecto que Dios quiere es: un mundo más humano para todos. 

Como lo vemos en la parábola de hoy, el rico, un terrateniente se siente sorprendido por la cosecha obtenida y no sabe cómo guardar semejante abundancia. Y se pregunta: "¿Que haré?" Planifica y toma la decisión de destruir sus graneros y construir uno grande, y teniendo todo allí reunido, disfrutar su vida comiendo y bebiendo desmedidamente. El centro de su vida es él mismo y se olvida de Dios, como también del camino generoso y el compartir con los demás.

Y es que la vida no depende del poseer muchas cosas, sino de nuestra capacidad de compartirlas con los demás.

Pidámosle al Señor que nos regale la capacidad de ser generosos y desprendidos.

Señor, te pedimos que valoremos que la vida es el periodo de tiempo, corto, que tenemos para decidir nuestra eternidad, y para amar. Fortalécenos para saber distinguir lo que vale para la eternidad y así, sepamos confiar en tu Providencia Divina.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:32 a.m. | Permalink |


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