jueves, junio 02, 2022

"Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti."...Salmo 16.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Jueves 2 de Junio del 2022

Jesús manifiesta los últimos deseos en los que asocia a los discípulos con los creyentes de todas las épocas de la historia, y para los cuales pide el cumplimiento de la promesa ya hecha a los discípulos. En la petición final, Jesús vuelve al tema de la gloria, recupera el de la misión, es decir, el tema de hacer conocer al Padre, y concluye pidiendo que todos sean admitidos en la intimidad del misterio, donde existe desde siempre la comunión de vida en el amor entre el Padre y el Hijo. La unidad con el Padre, fuente del amor, tiene lugar, no obstante, en el creyente por medio de la presencia interior del Espíritu de Jesús. 

En el Evangelio de hoy tomado de Jn 17, 20-26, Jesús deja ver a sus discípulos la grandeza del amor que sentía por ellos, y le pide al Padre por su protección contra los males del mundo. Además, les insiste en la necesidad de una constante oración para no perder la unidad con Dios a fin de "seamos uno, como Él y el Padre son uno".

Nos dice el texto del Evangelio, que: "Jesús levantó los ojos al cielo y oró diciendo: "Padre Santo, no solo ruego por ellos sino también por los que los que han de creer en mi por medio de sus palabras. Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mi y yo en ti...Les di a conocer tu nombre y se seguiré dando a conocer, para que el amor con que tu me amaste este en ellos, y yo también en ellos." Jn 17, 20-21.26.

Hermanos, Jesús nos pide ser fieles a la Fe para que tomemos la forma de Jesús, quien a pesar de experimentar los rechazos y las persecuciones, dio una nueva vida a la humanidad. 

Jesús nos propone un camino duro, pero seguro: La Cruz y allí, en ella, está cimentada nuestra pertenencia al servicio.

Animémonos a seguir adelante  con alegría y firmeza en nuestro compromiso de ser seguidor del Salvador a pesar de todas las dificultades que tengamos, pues ellas, son como semillas que están creciendo entre las cizañas y cuando llegue el momento, el dueño de la mies la separará y cortará echándolas fuera.

Pidámosle al Señor que nos ayude a descubrir las oportunidades que nos brinda para afianzar nuestro compromiso de seguirle. 

Señor Jesús, que tu Espíritu nos ayude a comprender y vivir el reto de la unidad con los hermanos y hermanas y también, con el Padre.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:23 a.m. | Permalink |


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