"Dios es el Rey del mundo "...Salmo 47.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Jesús, se vale de la imagen eficaz y delicada de la mujer
que va a dar a luz un hijo para expresar el paso de la aflicción a la
alegría sobreabundante. La alegría de la mujer es doble: han terminado sus
propios sufrimientos y ha dado al mundo un nuevo ser. La alegría cristiana va
unida al dolor, pero desemboca en la vida nueva que es la pascua del Señor.

En
el Evangelio de hoy tomado de Jn 16, 20-23a, Jesús les hace a sus discípulos
una comparación entre la tristeza que irán a tener después de su muerte y el
gozo que vivirán con su Resurrección. Y les dice: "En verdad,
en verdad les digo: ustedes llorarán y se lamentaran, mientras el mundo se
divierte; estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo. Cuándo una
mujer va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en
cuanto da a luz al niño, ni se acuerda de la angustia por la alegría que siente
de haber traído al mundo un hombre. Así ahora están tristes, pero los volveré a
visitar, y se llenarán de alegría. Ese día no me preguntarán nada" Jn
16, 20-23a.
Jesús
se está despidiendo y toma de referencia a la mujer que está a punto de dar a
luz para darle significado a la tristeza que siente en los momentos difíciles
del trabajo de parto; y con ello, Él quiere hacerles ver cómo es de doloroso
para los hombres la entrada a la vida nueva que Él proclama. Porque nacer
de nuevo exige morir a esos apegos y seguridades del mundo.
Es
morir al pecado, es decir, lo que esclaviza e impide que avancemos hacia la
libertad. Si, una libertad en Cristo y en comunión con Dios.
No
perdamos la esperanza en estos procesos duros de liberación, pues Jesús siempre
estará presente y dispuesto a ayudarnos y a llenarnos de confianza para vencer
y ser hombres nuevos.
Señor
Jesús, que seamos capaces de enriquecer nuestras vida de cada día con la experiencia del
pasado y con una esperanza confiada en el futuro que nos darás.