" ¡Oh Dios, que todos los pueblos te alaben!"...Salmo 67.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Domingo 29 de Mayo del 2022
La Ascensión nos dice que en Cristo nuestra humanidad es llevada a las alturas de Dios; así cada vez que rezamos, la tierra se une con el Cielo. Y como el incienso cuando se quema hace subir hacia lo alto su humo suave y perfumado.
Jesús le da a sus discipulos el don de la apertura. Si un discípulo se queda quieto y no sale, no dará jamás a los demás lo que ha recibido en el bautismo, no es un verdadero discípulo de Jesús: carece de la misionalidad, le falta salir de sí mismo para llevar algo de bien a los demás. El recorrido para el discípulo de Jesús es ir más allá, para llevar esta buena noticia.
Hoy celebramos en la Iglesia la Ascensión del Señor a los Cielos.
Y el Evangelio que está tomado de Lc 24, 46-53, nos narra cómo fueron los momentos culmen de esa separación y su ascensión a los cielos. Jesús les dice a sus discípulos: "Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto" y sacándolos hacia Betania levantó las manos al cielo, los bendijo; y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia el cielo. Ellos se postraron ante Él y se volvieron a Jerusalén con una gran alegría y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios. Lc 24, 46-53.
Jesús Resucitado entra en la presencia de Dios con su cuerpo Resucitado cuarenta días después de su resurrección y lo hace en presencia de sus discípulos. De acuerdo al Evangelio escrito por el Apóstol San Lucas, el lugar donde se realizó la Ascensión fue en el monte de los Olivos.
Y miren: Los discípulos tienen que aceptar la realidad de la separación; y con su despedida, les bendice y los invita para que den inicio a la Misión de ir por todos los lugares del mundo proclamando la Buena Nueva del Reino. También les concede el poder de curar enfermos, perdonar a los pecadores y consolar a los necesitados que se encuentran faltos de amor y de la justicia.
Les abre la inteligencia para que entiendan las Escrituras, y les capacita para que tuviesen una visión nueva de ver la vida siendo testigos de todo lo que han visto.
Hermanos: Jesús insistentemente nos pide ser sus testigos en cualquier lugar donde nos encontremos predicando la Buena Noticia del Evangelio invitando a todos, creyentes y no creyentes, a que crean en Él.
Él nos regala su Espíritu Santo para que siempre esté acompañándonos y dándonos las fuerzas necesarias para que donde estemos o vayamos seamos símbolos del amor, la paz y la alegría.
Señor, aumenta nuestra fe y nuestro amor a Ti y a los demás. Ayúdanos a vivir esperando el día en que nos introduzcas por la puerta grande del amor, por la puerta del Cielo, más allá de todas nuestras expectativas.