viernes, septiembre 10, 2021

"Tú, Señor, eres el lote de mi heredad."...Salmo 15.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Viernes 10 de Septiembre del 2021

Se nos ocurre hacer de guías de otros, cuando los que necesitamos orientación somos nosotros. Y queremos hacer de maestros, cuando no he­mos acabado de aprender. Y nos metemos a dar consejos y a corregir a otros, cuando no somos capaces de enfrentarnos sinceramente con nuestros propios fallos.

En el Evangelio de hoy, tomado de Lc 6, 39-42, es llamado también como el Sermón de la Planicie; y se denomina así, porque Jesús después de haber pasado una noche de oración en una montaña (Lc 6,12) y haber llamado al servicio como apóstoles a los doce (Lc 6, 13-14), les da a entender en una parábola unas recomendaciones relacionadas con la ley del amor que enseñaba y que ha de ser la guía para el actuar bien,  y les dice: "¿Podrá un ciego guiar a otro ciego?, ¿No caerán ambos en un hoyo?" Lc 6, 39.

Al continuar la parábola, les aclara algo muy importante que hace relación con la corrección fraterna que se ha de vivir en la comunidad  para llegar a ser misericordiosos y compasivos con los demás y de manera especial, con los que nos piden el apoyo y la ayuda para construir un nuevo modelo de vida con calidad. "Ningún discípulo es más que el maestro; cuando sea instruido, será como su maestro" Lc 6,40.

Aquí hay que tener claro que Jesús no es como un profesor de colegio que da las clases y enseña cualquier asignatura. Un Maestro es aquel que da testimonio de lo que vive y con ello, enseña.  Él es un modelo para imitar.

Al continuar vemos, que en el versículo 41-42, Jesús les  pide a sus discípulos, que antes de criticar al hermano, hay que ser capaces de salir a su encuentro, pero sin juzgarlo, sin tener ideas preconcebidas para señalarlo y apartarlo. 

Él les pide que es necesario  el brindar la apertura para que así tenga toda la confianza para expresar y corregir su vida. 

Interesante Evangelio, ¿no les parece? Jesús nos pide a ti y a mi, apartar toda hipocresía para  con ella, no señalemos ni juzguemos a nadie sin ver y conocer en realidad los motivo de sus errores, pues nadie está excluido de ellos.

Aprendamos del Maestro y así, lograremos alcanzar nuestra propia santidad. 

Señor, ayúdanos a no juzgar a los demás, pero ante todo ayúdanos a conocernos a nosotros mismo. Ayúdanos a reconocer nuestros errores, para así poder salir de ellos con tu gracia.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:14 a.m. | Permalink |


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