miércoles, septiembre 01, 2021

"Confío en tu Misericordia, Señor, por siempre jamás" Salmo 51.


REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Miércoles 1 de Septiembre del 2021

Jesús vivía a fondo la existencia. El no fue un hombre superficial, tenía la fuerza que siempre tuvo en su palabra y la acogida para todo achaque y toda dolencia sanara. Pon tus males y los males de los que te rodean ante Jesús. 

Hoy el Evangelio tomado de Lc 4, 38-44, nos habla de los cuatro componentes básicos que hacen parte en la actividad pública de Jesús: La predicación del mensaje de la Palabra, la sanación de los enfermos, la liberación de los que están poseídos por el  demonio y la oración.

Como lo dice el texto del Evangelio, Él después de salir de la Sinagoga de Cafarnaún donde había enseñado a la gente con la fuerza de la Palabra y donde había hecho salir del interior de un hombre al demonio, Jesús restaura la vida de la suegra de Pedro y hace que se ponga de pie y al servicio de todos. Lc 4, 38-39.

Siguiendo el texto, Jesús después acoge y cura a los que la sociedad de ese entonces tenían marginados por ser considerados impuros; y los reintegra a la vida en convivencia y una vez realizada esas acciones, se retira a un lugar despoblado para unirse en oración con el Padre. Allí, se llena de su fuerza  y mantiene viva la conciencia de su Misión.

Que estos cuatros componentes importantes sean para cada uno de nosotros una oportunidad para reflexionar  sobre nuestro compromiso de sanar nuestro corazón, como también, todas esas debilidades que sentimos y nos maltratan. Para que nos sintamos curados por Jesús y lo consideremos como esa fuerza que nos anima y nos pone en disposición de salida para servir a todos los hombres, pero de manera especial a los que viven marginados de la sociedad y sedientos de  amor. Ahí está nuestra Misión.

Recordemos que Jesús no es exclusivo sino es el amigo fiel al cual todos tenemos el derecho de acogerlo en el corazón. 

En el horizonte de mi esperanza, Tú estás. En mis enfermedades y dolencias, Tú estás. En mi vida de cada día, Tú siempre estás. Yo te llamo con fe.  Jesús, Sananos.

 
posted by Laureano García Muentes at 5:28 a.m. | Permalink |


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