domingo, septiembre 05, 2021

"Alaba, alma mía, al Señor"...Salmo 145.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Domingo 5 de Septiembre del 2021

En Jesús, nuestra relación con Dios, queda no sólo restablecida sino transformada. Él nos ha “abierto” no sólo los oídos, sino que nos ofrece -con sus palabras y acciones- todo un mensaje nuevo, una Noticia insospechada: Dios nos hace sus hijos en el Hijo.

El Evangelio de hoy tomado de Mc 7, 31-37 nos habla de la curación de un sordomudo por parte de Jesús, devolviéndole la capacidad de la escucha y de la expresión. 

Jesús recorre las tierras paganas de Tiro, Sidón y Cesarea de Filipo y entra a Decápolis al oriente del mar de Galilea. Allí, le presentan a un hombre sordo y tartamudo para que le impusiera las manos y Él, apartándole de la multitud que le seguía, le toca los oídos y la lengua usando su saliva. Y mirando al cielo pronuncia la expresión: "Efatá" que significa: "Ábrete" e inmediatamente se le abrieron los oídos y la lengua. Mc 7, 31-35.

Este hecho de hoy narrando por el Evangelista Marcos, nos está invitando a que nos dejemos curar y transformar por Jesús de la sordera espiritual que nos impide escuchar con agrado el llamado que nos hace Jesús  para que le sigamos. 

Cuando vivimos entregados al mundo y en pos de las seguridades vagas, estamos como sordos y vivimos ajenos a todo. Hoy Jesús se acerca y nos toma así como estamos, enfermos; y nos pide que vayamos con Él a un lado en un recogimiento total y con la disposición de escucharlo y acogerle en el corazón. 

"Ve y dile que los ciegos ven, los sordos oyen, y que ha llegado la liberación de los cautivos", es el resumen de la Misión a la que Jesús nos ha invitado; por tanto, abrámonos de corazón para escuchar su Palabra y mirar con Fe los milagros de su amor.

Oh Dios, Padre nuestro: Tú estás esperando que nos abramos a ti, a la gente, y a todo lo que es recto, bello y bueno. Que el Espíritu Santo abra nuestros oídos a la Palabra liberadora de tu Hijo Jesucristo. Que abra nuestros corazones y nuestras manos a todos los que nos necesiten. Que abra nuestros labios para que sepamos proclamar en todas partes las maravillas que tú haces por nosotros. 
 
posted by Laureano García Muentes at 5:24 a.m. | Permalink |


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