"Señor, escucha mi oración, que mi grito llegue hasta ti"...Salmo 101.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Lunes 27 de Septiembre del 2021
“El que acoge a este niño en mi nombre, a mí me acoge...” ¡Qué estupenda propuesta de Jesús para todos nosotros! Todo un examen para nuestra pobre condición de caminante y de seguidor de este Jesús y de su Evangelio. Hermano/a, ¿Qué tal te sientes, ahora mismo, ante esta propuesta? ¿La recibes con una sonrisa? O... ¿la aceptas con deseos sinceros y en actitud de oración, pobre pero confiada?
El Evangelio de hoy tomado de Lc 9, 46-50, está centrado en ese liderazgo que muchos queremos asumir en los diferentes grupos comunitarios, donde el querer de algunos es ser el mayor de todos y poseer todas las distinciones y reconocimiento a que tenga lugar.
Jesús ante estas inquietudes toma un niño y sentándolo en sus piernas dice: "Quien recibe a este niño en mi nombre, a mi me recibe; y quien me recibe a mi recibe al que me envió. El más pequeño de todos ustedes, ese es el mayor" Lc 9, 46-48.
Él les da a entender con el gesto simbólico, que cada uno de los que están en disposición de seguirle debe hacerse un niño, es decir, ha de renunciar a la vida que estaba soñando construir, donde el reconocimiento, las vanidades, ambiciones eran sus sueños y colocándose al nivel de los demás, a esos a quienes consideraba indignos, sea capaz de colocarse el delantal y se ponga a servirles.
Jesús considera grande al que como niño se dispone a aceptar la guía, la enseñanza para saber acoger a Dios en su corazón y se convierte en mensajero del amor y de la acogida fraterna.
Les invito a que reflexionemos un poco a cerca de esa grandeza que estamos soñando vivir en la vida y si estamos siendo capaces de transformar la competitividad con mis otros hermanos.
Lo más importante de la misión a la que nos llama Jesús es que el Reino de Dios llegue a todas las personas pero actuando con sensatez y humildad, valorando a los demás.
“Señor Jesús, aceptar tu propuesta y tu estilo de ser y de vivir no es una broma ni mucho menos; nos pides hacernos “pequeños” y confiados, para parecernos a Ti. Ayúdanos en la tarea; necesitamos de tu Espíritu para ello”.