domingo, septiembre 26, 2021

"Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón "...Salmo 18.

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Domingo 26 de Septiembre del 2021

NADIE TIENE LA EXCLUSIVA DE JESÚS. La escena del Evangelio de hoy es sorprendente. Los discípulos se acercan a Jesús con un problema. Esta vez, el portador del grupo no es Pedro, sino Juan, uno de los dos hermanos que andan buscando los primeros puestos. Ahora pretende que el grupo de discípulos tenga la exclusiva de Jesús y el monopolio de su acción liberadora.

El Evangelio de hoy tomado de Mc 9, 38-43. 45. 47-48, nos invita a vivir siempre abiertos ha hacer el bien y a ser tolerantes para promover así, la cultura del diálogo entre todos.

El texto nos muestra hoy la gran preocupación de los discípulos, porque un hombre no perteneciente al grupo, está practicando el don de la expulsión de los demonios y quieren cortar de raíz esas actuaciones, "por no ser de los nuestros", así, decían. 

Jesús reaccionó y les dijo: "No se lo impidan. Aquel que haga un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mi. Quien no está contra nosotros, está a nuestro favor" Mc 9, 39-40.

Jesús buscaba extender a todos y sin excepción alguna el Reino de Dios y la Salvación como la fuerza curadora que ayudará a vivir con plenitud la esperanza de alcanzar ese reino que proclamaba. 

Hoy somos muchos los que trabajamos por lograr un mundo más justo y humano; y algunos, no pertenecen a nuestra Iglesia; pero eso no da lugar a que se lo impidamos porque su labor es plausible por estar abriendo caminos al conocimiento del Reino del amor, la justicia, la misericordia y la esperanza. Así, lo afirma Jesús: "Quien les dé a beber un vaso de agua en atención a que ustedes son del Mesías les aseguro que no quedará sin recompensa" Mc 9,41.

Jesús nos invita pues, a ser comunidad donde todos los miembros tengamos madurez solida afianzada en la Palabra para que ayudemos a expandir y hacer crecer sin miedo el Reino de Dios en todos los lugares donde estemos; y a que no le impidamos a nadie entrar en la lógica del Reino de Dios. 

Lo que Cristo quiere de nosotros es un buen testimonio de vida. Él quiere que dejemos todo y lo pongamos en el centro de nuestras vidas. La radicalidad en el camino de santidad es amar a Cristo por encima de cualquier cosa, inclusive por encima de uno mismo. Seamos radicales en nuestras vidas para llegar a ser santos. 

 
posted by Laureano García Muentes at 5:15 a.m. | Permalink |


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