"El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño " Jer 31.
REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Sábado 25 de Septiembre del 2021
Dios en su amor infinito nos llena de valor y firmeza para mover nuestras vidas muchas veces paralizada y sin fuerzas para actuar. Los sufrimientos y los rechazos hacen parte de la cruz y como tales, hay que aceptarla con Fe y con Confianza.
En el Evangelio de hoy tomado de Lc 9, 43b-45, podemos apreciar que la gente que seguía a Jesús, se encontraba maravillada por lo que Él hacía y decía; pero, Él las sorprende cuando hace por segunda vez el anuncio de su pasión y muerte, diciéndoles: "Presten atención a estas Palabras: El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de hombres" Lc 9,44.
Palabras duras y difíciles de comprender y aceptar, ya que no entendían, aún, la Identidad de Jesús como Hijo de Dios, y como tal, tenía como misión la de revelar la salvación a los hombres como medio para alcanzar el Reino. Y para lograr ello, se tenía que sufrir la persecución y el rechazo.
Hoy este Evangelio nos da la respuesta: Dios en su amor infinito. Él, nos llena de valor y firmeza para mover nuestras vidas muchas veces paralizada y sin fuerzas para actuar
Los sufrimientos y los rechazos hacen parte de la cruz y como tales, hay que aceptarla con Fe y con Confianza.
A los discípulos de ayer como los de hoy (nosotros), nos da miedo la cruz, incluso, Jesús como humano, también lo sintió. Con ese miedo que sentimos, ni siquiera, nos atrevemos a preguntar sobre lo que significa eso de la cruz.
Miren, tanto es así, que muchas veces vivimos aferrados a los esquemas o modelos que no son de Dios y es difícil entender el plan que nos ofrece Jesús, porque no queremos desprendernos de esas seguridades que nos fascina y mantiene embelesados.
Preguntémonos: ¿Hoy tenemos el mismo problema que vivieron los discípulos y la gente que no entendían las palabras de Jesús?
Pues bien, Jesús camina siempre a nuestro lado; y no solo en los momentos gratos, sino en medio de las dificultades. Busquemos afanosamente la manera de conocerle y entenderle.
Señor, no permitas que desprendamos nuestra miradas de la cruz de Cristo, que ella nos sirva de inspiración para entender la grandeza de tu amor infinito hacia nosotros.