Espera en Dios, que volverás a alabarlo: «Salud de mi rostro, Dios mío» Salmo 42

REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY

Viernes 24 de Septiembre del 2021

Una pregunta para mí y para todos nosotros: “¿Quién es Jesús para nosotros?”. Muy posiblemente lo “sabemos”, pero necesitamos refrescar con frecuencia esa convicción: es el Mesías, el que salva, pero entregándose hasta el final. 

En el Evangelio de hoy tomado de Lc 9, 18-22, podemos ver a Jesús interrogando a sus discípulos  acerca de su identidad: "¿Quien dice la multitud que soy yo?" Lc 9, 18.

Como lo pudimos percibir en el Evangelio de ayer (Lc 9, 7-9), Herodes era quien lo hacía porque estaba preocupado por su fama y su poder. Pues hoy, son los discípulos quienes le dan a conocer al mismo Jesús lo que perciben de la gente. 

Esta pregunta nos pone a reflexionar hoy tres (3) aspectos muy significativos:  El primero se basa en la pregunta: ¿Quién dice la gente que es Jesús?, la segunda: ¿Quién decimos nosotros que es Él? y la tercera, es el mandato de Jesús para no decírselo a nadie. Y en esta última nos encontraremos un poco incómodos ¿no es así?,  porque nos resulta difícil entender ese por qué. Recordemos que el pensamiento de Jesús va en contravía al nuestro ya que estamos acostumbrados a lanzar apresuradamente opiniones y conclusiones muy distintas o diferentes a la verdad. Nos precipitamos en manifestar lo que oímos.

Lo que quiere resaltarnos este Evangelio de hoy es el Testimonio que vivimos y sentimos de Él y es eso lo que debemos manifestar y transmitir a otros.

Tú y yo hemos de tener muy claro en nuestra mente y corazón quien es Jesús. Así lo manifestó Pedro cuando le respondió: "Tú eres el Mesías de Dios " Lc 9, 20.

Vivamos todos los días y en los momentos que queramos un encuentro cercano y sincero con Jesús  con nuestros logros y victorias, como también, con nuestros desaciertos y debilidades; y hagámonos esa misma pregunta: ¿Quién es Jesús para mi? Y con la ayuda de su Espíritu Santo, respondamos con sinceridad lo que vivo, siento y estoy mostrando a los demás en el entorno donde me muevo. 

“Señor Jesús, necesitamos CONOCERTE cada día un poco más a fondo; no queremos quedar en la superficie. Concédenos el valor para CAMINAR contigo y ser así plenamente tu discípulo”.