"Entrad en la presencia del Señor con vítores"...Salmo 99

Sábado 18 de Septiembre del 2021

La Palabra de Dios es como la SEMILLA, que tiene fuerza dentro de ella, pero que “depende” del tipo de terreno y de acogida que se le haga para que fructifique y produzca los frutos deseables.

El Evangelio de hoy tomado de Lc 8, 4-15 nos presenta la parábola del Sembrador, la que nos prepara para dar acogida a la Palabra de Dios  y poder así, tener una buena relación con Él. 

Jesús se reúne con una gran multitud que le seguía y les dice: "Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso y, al crecer, se secó por falta de humedad. Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y al crecer, dio fruto al ciento por uno." Dicho esto, exclamó: "El que tenga oídos para oír, que oiga."

Hoy Él nos pide ser constantes para así, ser fértiles y mantenernos firmes en medio de todas las dificultades y circunstancias de la vida. 

Esta parábola nos debe cuestionar: ¿Qué sembrador se arriesga a esparcir las semillas en donde seguramente sabe que no es un terreno apto para sembrar? Seguramente a esta situación responderemos: ¡¡¡Ninguno!!! Pero...aquí es donde está la clave, digámoslo así de este Evangelio de hoy: La fuerza de la predicación de la Palabra que como semilla sembrada siempre buscará la tierra para poder engendrar y crecer. Pensemos siempre, que la Palabra de Dios es semilla fecunda y es capaz de fecundar, germinar, crecer y dar un árbol frondoso y dispuesto a dar frutos abundantes. El problema no está en la semilla, ni mucho menos en la Palabra sino en el lugar o tierra donde cae.

Preguntémonos: ¿Estoy abriendo el corazón y mi mente para recibir el mensaje que nos brinda el Señor cada día? ¿Busco las formas para entenderlo? ¿Dejó que esa semilla germine en mi corazón para que permanezca y crezca?

Dediquémosle tiempo a esa buena amistad con Dios mediante la oración y en gratitud con Él seamos fermento de vida para muchos.