"¡¡¡Aleluya!!!"...Salmo 113A.

Jueves 12 de Agosto del 2021

El perdón que no se reduce a una fórmula o a una mal disimulada obligación de perdonar porque no se puede hacer otra cosa. La calidad del perdón incide en su mismo sentido. Debe tener la calidad del perdón de Dios, y debe llegar al corazón, lugar de la verdad, de los sentimientos y de las venganzas, del amor verdadero y del perdón sincero. Un corazón que perdona es un corazón misericordioso. 

El Evangelio de hoy tomado de Mt 18, 21 19,1 nos dice textualmente que Pedro se le acercó a Jesús y le preguntó: "Si, mi hermano me ofende, ¿Cuántas veces tengo que perdonarle? ¿Hasta siete veces?" Y Jesús le respondió: "No te digo siete veces, sino hasta setenta veces siete" Mt 18, 21-22 y le relata la parábola de los dos deudores. 

Este evangelio se constituye en una gran enseñanza para aquel que viviendo el abandono total en la  gracia de Dios, sea capaz de perdonar las ofensas que otros le hagan.

Le preguntaría a todos: ¿Quién no se ha encontrado con un hermano o amigo que le ha ofendido?

Todos sabemos que perdonar no es cosa fácil y que muchas veces le decimos al que nos ofende: "Está bien, te perdono", pero esas palabras no van acompañadas de una actitud de reconciliación y por tanto, conservamos en el corazón la espinita de la discordia; Y ahí está el gran problema: no somos tan perfectos como lo creemos. 

Perdonar no significa reprimir la rabia que sentimos, esto nos hace mucho daño. Antes por el contrario, es más sano reconocernos y aceptarnos que nosotros también somos culpables.

Cuando nos cueste perdonar es importante que  miremos al Padre Dios que es Misericordia y que siempre tiene sus brazos abiertos para acogernos y perdonarnos.