"Muéstranos, Señor, tú misericordia y danos tú salvación "...Salmo 84.

Domingo 11 de Julio del 2021

¡No hay mayor regalo, mayor dignidad que haber sido elegido por Jesús para compartir su misión: aquella que él realizó en la tierra y que gracias a su Espíritu, sigue presente y actuante en la historia del mundo, hasta el fin de los siglos! 

El Evangelio de hoy tomado de Mc 6, 7-13, nos invita a que nos sentemos hoy unos instantes para meditar y discernir con toda seriedad y disposición, nuestra experiencia vocacional que hemos vivido desde el llamado y envío, que nos fue hecho por Jesús. 

Miremos lo que dice el texto: "Jesús, llamó a los doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos" Mc 6, 7. También, les dijo: "Cuando entren en una casa, quédense allí  hasta que se marchen. Si en un lugar no los reciben ni los escuchan, salgan de allí y sacudan el polvo de los pies como protesta contra ellos" Mc 6,  10-11.

Como lo vemos, el mandato del Salvador es a no llevemos nada para el camino, pero si, a estar preparados y dispuestos a vivir en el permanente apoyo de Dios; es decir,   a apasionarnos de la vocación que vivimos y a la que hemos sido llamados.

Él desea que salgamos en camino; que seamos conscientes caminantes. No es salir para  quedarnos cómodos en un solo lugar y olvidarnos que tenemos que seguir avanzando. Tampoco podemos salir a misión como personas errantes sin rumbo y sin preparación; sin saber lo que vamos hacer. Se sale, a buscar ovejas perdidas para traerlas al redil y allí,  ayudarlas a que cambien de vida y sigan adelante por el mejor de los caminos. 

¿Confío en el equipaje que llevo sobre mis hombros y que he cultivado en la vida o voy ligero y confiado en Dios?

La pobreza nos lleva a “confiar”, a no perder la calma, aunque pase lo que pase: Dios sabe lo que necesitamos, Dios sabe cómo actuar.