"Nuestros ojos están en el Señor, esperando su Misericordia "...Salmo 122.

Domingo 4 de Julio del 2021

Jesús hoy nos pide que tengamos paciencia, que seamos comprensivos y reconozcamos nuestras debilidades, nuestros pecados. También, que seamos humildes´. Pues solo entonces, la profecía resonará en nuestros labios y modelará nuestras manos.

El Evangelio de hoy tomado de Mc 6, 1-6 nos presenta a Jesús junto con los discípulos retornando a su ciudad natal Nazaret un día sábado; y estando en ella, se puso a enseñar  en la Sinagoga pero muchos de los allí presentes, después de escucharlo, se pusieron a criticarlo. Jesús les decía asombrado de su incredulidad: "A un profeta solo lo desprecian en su tierra, entre sus parientes y en su casa" Mc 6, 4.

Esos cuestionamientos que hicieron sus coterráneos tenían algo de recelo porque los planteamientos de Jesús no encajaban entre sus hábitos y costumbres.

Con esta actitud, los habitantes de Nazaret manifiestan que viven encerrados en si mismo, se niegan a reconocerlo y creer en sus Palabras. 

Esta situación que vivió Jesús se repite a diario entre nosotros también. Así lo expresa un dicho callejero: "Nadie es profeta en su tierra". 

¿Cuánto nos cuesta creer muchas veces en personas que ha pesar de haber convivido mucho tiempo entre nosotros, se nos acercan para darnos lecciones  de vida? Si, nos es difícil aceptarlos y hasta los rechazamos. 

Este Evangelio nos invita a creer, confiar y apostar en el otro, como el modo más eficaz de sustentar nuestra experiencia de fe

“Señor Jesús, ¡te vemos muy humano! También hoy, y por parte de muchos “cristianos”, experimentas la incomprensión y el rechazo cuando revelas tu MISIÓN y tu estilo de vida, como un día sentiste de los habitantes de tu pueblo. ¡Ábrenos cada día para salir a tu encuentro!”