"Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor "...Salmo 127.

Viernes 25 de Junio del 2021

La misión de Jesús tiene por objeto “que tengamos vida y la tengamos abundante”. Por tanto, el auténtico seguidor de Jesús tiene que ser un creador y distribuidor de vida, destructor de barreras y aliviador de dolores, activo inconformista con todo tipo de sufrimiento y de división.

El Evangelio de hoy tomado de Mt 8, 1-4, nos narra la curación de un leproso que se arrodilló y le pidió a Jesús su sanidad. Él le dijo: "Señor, si quieres, puedes limpiarme", Jesús extendió la mano, lo tocó y le dijo: "Quiero, quedas limpio" y al instante quedó sano de la lepra. Mt 8, 2-3.

Jesús hace manifiesta la compasión y la misericordia de Dios. 

Una misericordia que es sin barreras. Él toma de nosotros que venimos enfermos de los males del mundo y nosotros a su vez, de Él, su humanidad sana que nos purifica y nos convierte en hombres nuevos.

El leproso de hoy nos da una gran enseñanza porque nos muestra que para acercarnos a Dios tenemos que dejar a un lado el orgullo, el egoísmo y las vanidades, reconociendo en nosotros lo frágiles que somos.

Jesús quiere que tú y yo nos purifiquemos y coloquemos en Él  toda nuestra confianza; pero desea ante todo, que con una Fé solida y fortalecida, le reconozcamos como el Hijo de Dios.  

Basta pues que confiemos en Él y creamos en su Palabra, ya que a través de ella, se logra alcanzar la felicidad verdadera. 

Que el silencio de Dios rompa en nosotros y nos hable fiándonos de su palabra. Dejemos que sus planes también se cumplan en nosotros.