REFLEXION AL EVANGELIO DE HOY
Lunes 5 de Octubre del 2020
JESUS NOS DICE HOY: NO BASTA SABER Y CONOCER QUIEN ES MI PROJIMO, SINO HACERSE PROJIMO.
Les comparto hoy esta exhortación del Venerable Padre Francisco María de la Cruz Jordán próximo Beato de nuestra Iglesia Universal:
"Contempla a Dios e inflámate del fuego del Espíritu Santo. Yo diría que está es la efusión de óleo en la lámpara para que arda e ilumine. Si falta ese óleo, la lámpara se apagará" P y E.
El Evangelio de hoy tomado de Lc 10, 25-37 nos presenta una ruta maravillosa para que nos amemos los unos a los otros como Dios nos ama".
Podemos apreciar en este Evangelio, que se origina un diálogo entre un doctor de la ley judía y Jesús, pero lleva en el trasfondo la intención de poner a Jesús a prueba. El docto en la ley le dice a Jesús: " Maestro, que debo hacer para heredar la vida eterna?" Lc 10, 25.
Miremos algo importante: ¿Cuántas lecciones le viene dando a los Fariseos, los escribas y doctores de la ley y aún, se hacía los no entendidos?
Jesús hoy les da otra gran lección llena de gran sabiduría: Da a conocer su doctrina y lo que quiere significar, el primer mandamiento de la ley de Dios.
Ese doctor de la ley, buscando una justificación a fin de no quedar mal delante de la gente, le pregunta a Jesús: "¿Y quien es mi prójimo?". Jesús le respondió de una manera muy sencilla pero muy interesante, con una parábola: "La del buen Samaritano".
Jesús quiere con ella, que él, como nosotros hoy, entendamos que no basta por saber y conocer cuál es mi prójimo, SINO HACERSER PRÓJIMO
Si. Quienes nos consideramos Seguidores de Jesús, debemos hacernos próximo al que sufre la injusticias y las inclemencias de la humanidad, de aquel que necesita de una mano amiga y que, sin egoísmo le coloque la mano en su hombro y le diga: Amigo, estoy contigo, te quiero ayudar; es decir, entregarse con el mismo Amor y la Misericordia de Dios a los que están próximos y necesitan nuestro apoyo.
Al leer la parábola podemos notar esa forma del vivir de la gente en el hoy. Si, mira como el Levita y el Sacerdote pasaron y esquivaron al hombre mal herido y casi muerto. Así, como ellos, muchos de nosotros, nos hemos acostumbrado. Cada vez que salimos a las calles de nuestros barrios y ciudades encontramos personas que requieren e imploran una ayuda, un consuelo, una esperanza. Pasamos a sus lados y nos portamos desapercibidos. ¿Ellos acaso no son hombres y mujeres como nosotros? ¿Ellos no nos interesan porque son pobres y muertos de hambre?
Diremos quizás: Amar al prójimo no es fácil y yo hoy te digo que tienes la razón, pero, para que lo podamos lograr, necesitamos donarlos y aprender a amar con el mismo amor con el que Dios, nos ama
Dios nos regala cada día su ejemplo, nos regala la vida, su amor y su cariño y tenemos que vivir agradecidos con Él. Así, con ese mismo Amor Incondicional, tenemos que amarnos los unos con los otros.
Oremos al Espíritu Santo que nos ayude a crecer en su Misericordia y con ella aprendamos a ser compasivos.
ANUNCIEMOS EL REINO DE DIOS EN TODOS LOS LUGARES QUE EL AMOR POR CRISTO NOS LO INSPIRE. NO TENGAMOS MIEDO, EL ESPIRITU SANTO NOS LLENA DE VALOR.