Sábado 26 de Septiembre del 2020

JESUS NOS INVITA A SER HOMBRES Y MUJERES DE VALOR PARA VIVIR LA VIDA CON PROFUNDA ENTREGA Y OFRECIMIENTO A LA CAUSA DEL REINO DE DIOS.

"Señor, tu has sido nuestro refugio de generación en generación "..."Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: "Retornad, hijos de Adán". Mil años en tú presencia son un ayer, que pasó; una vela nocturna "...Salmo 89.

En el Evangelio de hoy tomado de Lc 9, 43b-45, Jesús de manera muy breve les dice a sus discípulos lo que le va a ocurrir y ellos, sorprendidos de lo que les decía, no fueron capaces de preguntarle nada, porque no entendían y sentían miedo. 

Estas Palabras de Jesús, que hoy nos la vuelve a recordar el Evangelio, hace notar, el Miedo que sentían no solo los discípulos, sino el mismo Jesús de morir

Jesús, tenía miedo, y como un ser humano, no podía engañarse. Tanto miedo sentía, que como bien lo conocemos, en la tarde del día Jueves, antes de realizar la última cena, en   el Huerto de los Olivos, en la oración que Él realizaba, sudó sangre que le dijo a su Padre Dios: "Padre, si es posible, aparta de mi este cáliz. Pero, que se haga tú Voluntad y no la mía"; su sudor era frío, lloraba y gemía.

Si, sentía agonía, temor, pavor, tristeza y desesperación. Él le pedía al Padre Dios, que tuviese con él, Misericordia. 

Nos da miedo el dolor, los sufrimientos, las cruces diarias que tenemos que soportar pero, como Cristianos, seguidores de Jesús Maestro, sabemos que en el camino de la Cruz, se logra alcanzar la redención, o la liberación de nuestras culpas y de la  esclavización de los pecados.

Hoy Jesús con estas Palabras, nos insiste y hace hincapié a cerca de lo que significa la entrega y el ofrecimiento de la vida por la causa de Dios, cuando dice: " Presten atención a estas Palabras: El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres" Lc 9, 44.

Nos asustamos y tampoco nos atrevemos a preguntar, lo que significa estas palabras ¿no es así?.

Pareciera que ellas hablasen de muerte y ese término, nos llena de pavor; pero, hay que aceptarlo, como el mismo Jesús, lo aceptó cuando dijo: " Padre, que se cumpla tú Voluntad y no la mía".

Dios nos sorprende hoy y nos invita a tener valor para con toda la confianza en Él, unamos todas nuestras fuerzas y voluntades para vencer los temores y vivir la plenitud de su Amor.