sábado, abril 25, 2020
REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY
Sábado 25 de Abril del 2020

"JESÚS NOS INVITA A PREDICAR CON NUESTRAS VIDAS LA RESURRECCIÓN QUE NOS DA Y A SER TESTIGOS DE LA ESPERANZA PARA EL MUNDO."

"Cantaremos eternamente al mundo entero tu Misericordia, Señor ". "Cantaremos eternamente las Misericordias del Señor, anunciaremos tu fidelidad por todas las edades. Porque dijimos: "la Misericordia es un edificio eterno", más que el cielo has abrazado tu fidelidad"... Salmo 88.

El Evangelio de hoy tomado de Mc 16, 15-20 nos narra la gran comisión dada por Jesús a los once discípulos, es decir, el mandato dado por Cristo Resucitado de Ir a todo el mundo y hacer discípulos de todas las naciones bautizándolas y enseñándoles la verdad del Reino de Dios.

Jesús con sus discípulos se encuentran en el Monte de los Olivos donde fue entregado a los sacerdotes del sanedrín por la traición de Judas Iscariote en la noche de ese Jueves Santo.

Vimos allí, que al momento de su aprensión, los que Él consideraba sus amigos, lo abandonaron.

Pero, hoy vemos que las cosas han cambiado y esos que se dispersaron y huyeron, se reunieron en torno a la Resurrección de Jesús, su Maestro y creyeron que de Verdad, Jesús, era el Hijo de Dios.

Jesús se da cuenta de ese cambio de vida y antes de ser elevado al cielo, les ordena una gran misión: " Predicar su Vida, sus Obras, sus Palabras, su Muerte y su Resurrección a todos los hombres, sin distingo de raza, religión o clases sociales" es decir, transmitir a todos los hombres la Salvación mediante el Bautismo.

¿Que significa para nosotros hoy estos hechos?

La predicación al mundo del Evangelio de Jesucristo, implica en nosotros el compromiso de ser TESTIMONIOS DE MANERA PERSONAL DE NUEVA VIDA. 

Y es que así lo dice el Evangelio de hoy: " A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán nuevas lenguas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos y quedarán sanos" Mc 16, 15-18.

Y es que cada cristiano se convierte en otro Cristo entre los hombres y cabe para cada uno de nosotros la responsabilidad Ser testigos filiales de la Resurrección y predicar a todos los hombres la Esperanza.

Miren: El mundo se transforma cuando nosotros los cristianos de manera particular seamos verdaderos signos de la Resurrección.

Pidámosle al Espíritu Santo, que nos ayude a vivir la experiencia del Resucitado. 

Les invito a que multipliquemos la invitación a leer estos mensajes de Reflexión de la Palabra diaria entre tus familiares y amistades. Todo para la Gloria de Dios Padre.

 
posted by Laureano García Muentes at 6:45 a.m. | Permalink |


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