REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY
Lunes 19 de Abril del 2020
"JESÚS NOS AYUDA A QUE NOS CENTREMOS EN LA PROPUESTA DE SALVACIÓN Y NACIENDO DE NUEVO, PARTICIPEMOS DE LA VIDA DE DIOS."
"¿Por que se amontonan las naciones y los pueblos planean un fracaso? Se alían los reyes de la tierra, los príncipes conspiran contra el Señor y contra su Mesías: "Rompamos sus rotundas, saludamos su yugo". Salmo 2.
El Evangelio de hoy tomado de Jn 3, 1-8, Jesús nos aclara en que consiste la conversión y la salvación que nos ha vivido a traer como el Enviado de Dios.
Hoy el Evangelio nos presenta un personaje portentoso del grupo de los Fariseos y de la cúpula del Sanedrín judío, que conociendo los signos y milagros que realizaba Jesús, siente la inquietud por conocer en persona al Maestro y dialogar con Él.
Y, acude a ese encuentro personal de noche por sentir el temor a que alguno de sus compañeros le viera. Él cree y siente admiración por Jesús.
Sentía hambre de conocer la verdad y quería entablar con Jesús una conversación sincera, sin discusiones apasionadas, con buena voluntad y llegar al fondo de sus preocupaciones para aclararlas y disiparlas.
En la noche de ese encuentro, Nicodemo le dice a Jesús: "Maestro, sabemos que vienes de parte de Dios para enseñar, porque nadie puede hacer las señales que tú haces si Dios no está con Él", entonces, Jesús le respondió: "Te aseguro que, si uno no nace de nuevo, no puede ver el Reino de Dios" Jn 3, 2-3.
Jesús centra su respuesta en la propuesta de salvación que vino a traer que es una nueva vida que resulta después que se venza la muerte ocasionada por el pecado. (La Resurrección, que es la Victoria). Y ello se logra, cuando el hombre participa en la misma vida de Dios, es decir, teniendo la filiación cercana con Él.
Nicodemo no le entiende a Jesús y le dice: ¿cómo puede ser esto? y Jesús le aclara, que para lograr la conversión es necesario tener decisión de dejarlo todo, tener humildad y rechazar el pecado.
Jesús le habla y le da a entender que como hijo de Dios posee la verdad y tiene el poder de liberar al hombre del pecado.
Aquí comienza pues, la conversión de corazón y el hombre empieza a vivir una vida nueva direccionada por el Espíritu Santo que nos lleva a ser, verdaderos hijos de Dios.
Pidámosle al Espíritu Santo que nos ayude a ser testigos de la verdadera conversión y así, convertirnos en signos de amor, justicia y paz para la humanidad.
Les invito a que multipliquemos la invitación a leer estos mensajes de Reflexión de la Palabra diaria entre tus familiares y amistades. Todo para la Gloria de Dios Padre.