domingo, septiembre 15, 2019
REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY
        Domingo 15 de Septiembre del 2019                
"CELEBREMOS UNA FIESTA, MI HIJO QUE ESTABA MUERTO A REGRESADO
 A LA VIDA"


El Señor nos regala cada oportunidades para vivir, recuperar y realizar la vida acorde a su proyecto. Sentarnos un momento y discernir y buscar con la ayuda de su Espíritu lo que guarda el corazón, es lo apropiado. No perdamos estas oportunidades. Dios nos ama. 

El Evangelio de hoy tomado de Lc 15.1-32 nos narra un hecho de vida donde se hace visible la grandeza de la Misericordia de Dios para con los hombres que son capaces de volver en razón y toman con libertad y decisión el camino que le conduce al Padre Dios.

La Parábola del Hijo Prodigo nos sitúa en la vida  miserable que muchos hombres y mujeres vivimos cuando nos perdemos en la inmundicia de la vida al dejarnos llevar de los vicios,  la prostitución, el alcoholismo,  la infidelidad y el querer poseer riquezas a través de la deshonestidad y la corrupción. Así, "sin darnos cuenta" construimos becerros de oro para vivir una aparente  felicidad apartándonos de Dios.

En la Parábola notamos que el Padre, vive la expresión de un gran sentimiento: La Alegría al ver que su Hijo, que estaba muerto en vida, que se había perdido, regresa a casa.

Ayer, cuando celebramos la Exaltación de la Cruz, recordamos una frase de nuestro Papá San Juan Pablo II que decía: "En la cruz se muere para vivir la verdad, la libertad  y el amor". sentíamos con ello, que después de la muerte se vive la Alegría de la Resurrección y que ella opaca y destruye lo que produce la separación que ocasiona la muerte, porque Renace la vida.

¡¡¡Que grande es nuestro Dios!!! Él espera de nosotros. Su amor es incomparable. Sus brazos estarán siempre abiertos para la acogida y festejar con alegría nuestro regreso. 

Las actitudes irracionales que tanto el hermano mayor como nosotros manifestamos al querer ser los único poseedor de la parte mayor de la herencia y  de las cosas materiales, denotan nuestros egoísmos porque siempre queremos ser los primeros o los primogénitos de los primeros puestos. El gran ejemplo que nos muestra el Padre en la Parábola es: la cordura. 

De allí, que es importante que en todos nuestros proyectos  de vida siempre esté presente la alegría y la comunión porque estos son los ingredientes principales para que reine siempre el Amor y la Misericordia de Dios.
 
posted by Laureano García Muentes at 9:29 a.m. | Permalink |


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