Seguir en la lucha dando lo mejor de si para vivir y conseguir los objetivos planeados, han de ser nuestros propósitos y esperanzas inmediatos en este año que se da inicio en los próximos días.

Tengamos siempre presente está frase: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Pero ojo, ella no quiere decir que desde ya nos vamos a quedar estáticos o muy quietos a espera que Cristo sea quien trabaje y resuelva todo. ¡No! Este tipo de actitudes no son cristianas.

Tener fe en Cristo Jesús nos da la fuerza, el ánimo y la capacidad para luchar, por ello, todos nuestros propósitos deben estar encaminados a seguir en pie de lucha para enfrentar con decisiones todas nuestras dificultades o problemas seguros que a nuestro lado va también caminando Jesús, enseñándonos y guiándonos, tal como lo hizo con los discípulos que caminaban hacia Emaús.

Nuestra fe ha de ser entendida desde la realización de nuestra vida con Jesucristo. Creer es fundamentalmente, creerle, amarle y confiar plenamente en Él.

Vean muchos nos hemos equivocado cuando creemos que por decir ¡Señor!, ¡Señor!, todo lo vamos a lograr y de inmediato. Otros, recurren a acciones mágicas o de brujería creyendo que las cosas se lograrán en un abrir y cerrar de ojos.
De verdad y con toda seguridad, quien confía en el Señor, le ama y cree en Él, logra todo lo que el amor por Él, pueda hacer.

Los que seguimos al Señor no somos magos ni mucho menos. Somos hombres y mujeres que hemos asumido nuestra condición humana, seguimos con mucha decisión a Cristo, lo experimentamos en nuestros corazones y con Él y para Él, ayudamos a otros a salir adelante y ha que logren también, conocerle y amarle.

Hoy a quienes utilizan toda serie de artimañas para querer probar a Dios les digo: No prueben a Dios. Quien profesa una fe mágica pretende siempre probar y tentar a Dios, así, lo hizo Satanás en el desierto cuando se le acercó a Jesús para hacerlo pecar ofreciéndole toda clase de objetos.

Si nuestras vidas se construyen con esfuerzo, dedicación e inteligencia, siendo solidarios con los demás; tengamos siempre la certeza que nuestro Padre que está en los cielos nos bendecirá y proveerá de todas las cosas que necesitamos para apagar nuestras necesidades.

SEÑOR, SANA NUESTRAS HERIDAS Y NO PERMITAS QUE NINGÚN RESENTIMIENTO OPAQUE NUESTRO CAMINAR HACIA TI.