miércoles, septiembre 16, 2009
FORJEMOS NUESTRAS RELACIONES DE FAMILIA COMPACTAS

En la medida que nos esforcemos por hacer unas relaciones compactas con los demás, iremos fraguando a nuestro alrededor obras cimentadas sobre ladrillos humanos sanos y equilibrados.

Tenemos que invertir nuestro tiempo en la enseñanza del amar. Amar no significa compañía, ni estar juntos, ni mucho menos ese sentimiento que se da por conveniencia. Amar es sentir que la felicidad del otro me hace feliz, oh cuando sentimos que la felicidad nuestra, está determinada por la de los demás.

¿Cuantos de nosotros hemos aprendido ha estar juntos y hasta luchar sin amarse? ¿Cuántos somos los padres de familia que creemos que con solo llevar a la casa el dinero se logra el bienestar de la familia? ¿Cuántos no creemos que con solo la presencia en casa marcamos la autoridad en casa?

Nos equivocamos los que así pensamos. Un padre lo primero que debería hacer por ejemplo, es hacerse sentir como signo valioso a su familia. Y es eso lo que tenemos que hacer los padres: hacernos sentir cuando estamos juntos, en familia, que en nuestros corazones hay algo más que valioso: El amor.

La gran tragedia de hoy es la falta del tiempo, según el pensamiento de muchos. Algunos se atreven a afirmar cuando los convidan a departir, que tienen que cumplir con el trabajo de la oficina que llevaron a casa, que la lectura de la prensa hablada o escrita está primero que el compartir con la familia, que un partido de fútbol por las eliminatorias al mundial, es más importante que un día en familia en playa o en el campo. ¡ Cuantas excusas nos inventamos!
Y es por eso que nuestros hijos se crían indiferentes a todo. Ellos se han acostumbrado a tomar como valiosos sus personajes de la televisión o el cine.

Algunos creemos que a través del Internet mandando mensajes amorosos construimos una familia ideal. Pero ojo, no podemos amar por correspondencia. ¡ Necesitamos tiempo para estar y compartir en familia!

Nuestra esposa (o) necesita nuestro tiempo para amar, para estar juntos, soñar ideales, charlar, etc. Los hijos, necesitan junto a nosotros del tiempo para jugar y compartir sus problemas, para saber que son las cosas peligrosas y sus prohibiciones. No podemos hablar con ellos como hablamos con los amigos de oficina, ojo, ellos tienen un lenguaje muy diferente.

Un padre de familia que quiera amar de verdad, no puede amar sobre cosas irreales, por ello hay que invertir el tiempo en abrir el corazón para amar de verdad, siendo luz, Como Dios nos ama a todos.

SEÑOR, ENSEÑANOS A SER AMOROSOS Y A TRABAJAR POR HACER DE NUESTRA FAMILIA UN LUGAR DONDE SE COMPARTE Y SE VIVEN IDEALES.
 
posted by Laureano García Muentes at 5:40 a.m. | Permalink |


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