domingo, agosto 16, 2009
LOS VALORES NOS HACEN AGRADABLES Y ATRACTIVOS ANTE LOS DEMÁS

Cuando visitamos pueblos y ciudades que se han desarrollado por la pujanza de sus gentes, nos asombramos y reconocemos las fantasías que se gestan en ellas y que nos atraen a su exploración.
Ellos, nos presentan una gama de espectáculos, luces y colores que embelesan a sus visitantes enmarcándolos entre construcciones hermosas y señoriales que dan símbolos de prosperidad. En fin, se denotan una cantidad de cosas hechas con la libertad y la iniciativa del hombre.
Todas estas cosas, nos hace pensar en la grandeza de Dios; y por ello, debemos darle gracias por tanto ingenio e inteligencia que ha sembrado en cada uno de los hombres que nos motivan a seguir con energía su obra creadora en la tierra.

Pero no todo es alegría y jolgorio. Es muy preocupante como el juego y la lujuria como dioses se campean por las calles. Es triste ver como muchos hombres y mujeres se degradan interiormente y apegados al placer se van olvidando de Dios y por hacer realidad sus sueños que deberían estar cimentados en proyectos de vida que expresen el amor fraterno y el respeto a la persona humana.

No es que tengamos miedo del placer, pero el como tal no puede convertirse en el dueño de la vida. Si lo acogemos, debe estar acompañado de otras realidades. Tengamos mucho cuidado, las esclavitudes del mundo vagan por todas partes y hacen lo imposible por someternos.

Es bueno jugar y divertirnos, pero ello no quiere decir, que los debemos convertir en nuestra única realidad y la más prioritaria. Ojo, lo que nos debe importar es saber construir en nosotros unos valores que nos hagan agradables y atractivos ante los demás.

No dejemos pues que las apariencias nos seduzcan y nos acaben la vida. Recordemos que no vivimos aislados, a nuestro lado también van caminando nuestros hijos que van creciendo con el ejemplo que les demostremos. Pidámosle a Dios que nos ayude a construir nuestros ideales con la fuerza de su amor y que nos blinde contra todo tipo de ataques que someten a los hombres a la lujuria y lo destruyen.

Orémosle con insistencia que Él nos escucha, recordemos que su Hijo Jesús el Cristo, murió y resucitó para hacernos libres de verdad, verdad.

SEÑOR, ENSEÑANOS A SER LIBRES Y A ELEGIR UNA VIDA CIMENTADA EN TUS VALORES
 
posted by Laureano García Muentes at 5:37 a.m. | Permalink |


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